De lavaplatos a maestro culinario: la historia del dueño del mejor restaurante de Madrid

José Espasandín no recuerda una vida sin fogones. Desde que era niño en Pudenza, un pequeño concello que forma parte de la parroquia de Brandomil, ubicada en el municipio coruñés de Zas, su pasión por la cocina ha sido uno de los grandes pilares de su vida. Esta afición le fue enseñada por su abuela a escondidas, para evitar los comentarios de quienes veían mal que un niño de su edad se interesase por la cocina.

Al acabar la EGB con 15 años, Espasandín se mudó a Madrid, con el sueño de convertirse en cocinero y montar su propio restaurante. Tras trabajar como lavaplatos durante sus primeros meses en la capital, consiguió un puesto como cocinero, trabajando en varios restaurantes hasta reunir los ahorros necesarios y adquirir la experiencia suficiente para crear Montes de Galicia.

 “Yo tenía claro cuál era mi sueño y cuáles eran los sacrificios que tenía que realizar para conseguirlo. Tuve que dejar mi pequeño pueblo en Galicia, que no llegaba a los 100 habitantes, para pasar al ajetreo y el no parar de una ciudad como Madrid. Recuerdo, además, que los primeros meses fueron especialmente duros, no conocía apenas la ciudad y el trabajo de lavaplatos era agotador, las jornadas eran interminables y no estaba trabajando como cocinero, tal y como yo quería", recuerda con añoranza el cocinero gallego". A lo que añade: "Fue duro, pero sabía que iba por el buen camino, que esto solamente era el principio”.

 En 1997, José finalmente cumplió su sueño de abrir su propio restaurante en la calle Azcona 46, a unos metros de la Plaza de Toros de Madrid, llamado Montes de Galicia, que 20 años después se alzaría con el reconocimiento de ser el mejor restaurante de Madrid, según la plataforma de viajes TripAdvisor.

La esencia de Galicia en Madrid

A la hora de montar este restaurante, Espasandín tenía seguro su propósito: traer los platos de su querida tierra natal, del recetario brindado por su abuela, a la capital.

En Montes de Galicia, se presentan recetas tradicionales gallegas con un toque moderno, incorporando sabores de otras regiones del mundo. Cada plato es una fusión de la autenticidad gallega y la innovación culinaria, reflejando la pasión de José Espasandín por la cocina y su deseo de ofrecer a los comensales una experiencia gastronómica única.

"Hoy en día, el restaurante es un éxito rotundo, y es algo por lo que siempre estaré profundamente agradecido. Sin embargo, este logro es el fruto de muchos años de esfuerzo y dedicación. Cada plato es el resultado de innumerables horas de reflexión y planificación, en los que no sólo se tiene en cuenta la calidad de las recetas en sí, sino también de la calidad de la materia prima que utilizamos. Empleo mucho esfuerzo en analizar y seleccionar siempre a los mejores proveedores y los ingredientes de la más alta calidad. Esta es la verdadera clave de nuestro éxito”, cuenta.

 Hace unos años, José Espasandín se vio obligado a dejar el delantal y delegar la dirección del restaurante que tanto amaba, en su hijo, Daniel Espasandín. Desde joven, Daniel ha sido testigo del trabajo y dedicación que su padre ha invertido en el restaurante, hasta ganar el reconocimiento que éste posee hoy en día. "Para mí, es un verdadero honor dar continuidad a este proyecto tan especial para mi padre", comparte Daniel con una sonrisa. Con una visión renovada y respetando la tradición familiar, Daniel está decidido a llevar el restaurante hacia nuevos horizontes, manteniendo siempre la calidad y el espíritu que han sido el sello distintivo de este lugar.

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