La escasez de precipitaciones en España tiene a los embalses por debajo de la media de su capacidad, y si bien formalmente no se ha hecho un llamamiento para el ahorro de agua, los expertos enumeran algunas recomendaciones para el fomento de un uso sostenible y responsable del recurso. Empezando siempre por la de cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes o nos frotamos la cara y las manos y no dejar el agua correr y siguiendo por las siguientes y sencillas prácticas de la rutina diaria:
En la cocina, lavar las verduras y frutas siempre con un recipiente y reutilizar el agua para el riego de plantas o fregar los suelos.
Acumular al máximo los platos, cubiertos y cacerolas en el lavavajillas para rentabilizar su puesta en marcha, así como la ropa en la lavadora.
El agua de los aclarados de la lavadora de ropa se puede reconducir para la utilización en la cisterna, como ya lo hacen en lugares con escasez del recurso como en California (EE.UU.) o en Ciudad del Cabo, la capital sudafricana.
En la ducha, reducir el tiempo de baño y cerrar la llave mientras se utiliza el jabón, gel, champú o cualquiera de los productos químicos que se utilizan en el proceso de limpieza.
Para ahorra agua mientras sale la caliente en la ducha o en el fregadero se puede instalar sistemas de recirculación hasta que se calienta.
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Colocar botellas de agua dentro del depósito de la cisterna del váter para reducir la cantidad de agua en cada uso.
Evitar el lavado de vehículos en las vías, utilizar mejor paños para poder quitar el polvo y húmedos en caso de suciedad extrema, o la reducción del líquido en caso de extrema necesidad de lavado.
Si se encuentra en la playa, fomentar la ubicación de más 'lavapiés' en vez de duchas para el ahorro de agua.
Si por el contrario es más de piscina, utilizar la ducha de agua solo cuando haya decidido finalmente abandonar la instalación teniendo mucho cuidado para reducir al máximo que el líquido caiga sin control.
Asimismo, colocar una lona térmica para mantener la temperatura y reducir la evaporación. En invierno, no vaciarla, tratar el agua y reutilizarla.
Evitar los grifos monomando y de pulsador para impedir que el agua corra cuando el consumidor ha terminado de lavarse las manos, como en muchos lavabos de uso público, o en las fuentes públicas.
En parques y jardines públicos, vigilar y controlar los dispensadores de agua de riego, porque en muchas ocasiones el agua termina finalmente en la calzada de las vías aledañas.