Cinco pueblos nevados para perderse: estos son los más bonitos de España

En España, los paisajes y pueblos cubiertos de nieve son especialmente impresionantes durante el invierno. Aunque se nos conoce por nuestro clima cálido y soleado en muchas regiones, varias áreas montañosas experimentan condiciones climáticas que transforman el entorno en una paleta visual digna de verse y disfrutarse con tiempo, sin pensar en las obligaciones del día. Cada callejón de cada pueblo pavimentado de nieve es una invitación a perderse por sus calles. Merecen una escapada.

La cordillera de los Pirineos, a lo largo de la frontera norte con Francia, Baqueira-Beret, en el Valle de Arán, o Formigal, en el Pirineo Aragonés, son destinos populares para los amantes de los deportes de invierno. Sierra Nevada, Covarrubias, Jaca o La Alberca son solo algunos de los pueblos nevados que más impresionan al viajero. Hay muchos más.

Barós (Huesca)

El momento ideal para visitar esta pedanía singular de Jaca es cuando los copos se amontonan y la nieve cubre la entrada y los tejados de la iglesia de San Fructuoso. Además, Barós presenta una oferta cultural inmejorable para rubricar nuestro viaje con una buena caminata por este rincón cubierto de nieve que en invierno alcanza su pico máximo de belleza.

Piornedo (Lugo)

Situado en la Sierra de los Ancares, este pueblo declarado bien de interés cultural ofrece la estampa más auténtica de la estación fría. Si se cuenta con algo de tiempo, puede visitarse su museo para conocer gran parte de la historia local. Lo más destacable son sus pallozas, unas estructuras de piedra con forma de cono y techo de paja.

Vistas propias de un cuento, de chimenea y noches largas, buena gastronomía y un ambiente de recogimiento que encantará a quienes busquen alejarse de los núcleos urbanos sobrepoblados y prefieran la tranquilidad y la desolación pacífica de este paisaje único, uno de los mejor conservados de toda Galicia.

Argüeso (Cantabria)

Esta minúscula población del Valle del Híjar de calles retorcidas e intrincadas sobrevive inclemente el golpe del invierno cada año y regala al que lo visita una belleza inhóspita llena de encanto, con su tradicional arquitectura religiosa propia de Campoo y las portaladas y arcos que festonean el paseo. Cuando cae la nieve y cubre las casas, merece la pena hacer una visita a hitos locales como el castillo de San Vicente, digno guardián inmóvil en lo alto de la loma que dirige la mirada hacia los pastizales de los ríos Saja y Argoza.

Ochagavía (Navarra)

A favor de esta pequeña localidad de navarra, casi todo: las casas de techo de pizarra dan una idea de su popularidad, ya que está considerado uno de los pueblos más bonitos del Pirineo Navarro. Completa esta impresión la quietud del trazado urbano, dominado por caseríos y callejuelas empedradas.

La oferta de lugares de interés es amplia: el conocido como ‘puente de piedra’, cuya estructura histórica se conserva en perfecto estado; la iglesia de San Juan Evangelista, con sus retablos renacentista o el Santuario de Nuestra Señora de Muskilda, una ermita románica restaurada en el siglo XVIII.

Atienza (Guadalajara)

Dan ganas de perderse entre sus calles siempre que llegan las primeras nieves. La escapada puede completarse con la visita a su centro histórico y a la plaza del Trigo. Aún quedará por ver el museo de San Gil, con su colección de piezas de arte sacro, la iglesia románica de San Bartolomé y el Museo de la Santísima Trinidad.

Chinchón (Madrid)

Está considerado una de las maravillas de la Comunidad de Madrid, y durante los meses de invierno es especialmente interesante por el hermoso paisaje que regala al visitante. La plaza mayor y sus característicos balcones de madera resulta todavía más impresionante cuando la nieve cubre las calles y el pueblo entero se recoge en el interior de las casas.