La asociación de transporte por carretera de Noruega, el Opplysningsradet for Veitrafikken -OFV-, ha publicado recientemente los datos de matriculaciones de vehículos en este país. Y, sorpresa, hasta el 88,9 % de los coches nuevos vendidos en este país son coches eléctricos, lo que supone un aumento de 6,5 puntos con respecto a 2023.

En concreto, de los 128.691 vehículos nuevos comercializados el pasado año en el país nórdico, hasta 114.400 han sido coches eléctricos. Además, los coches híbridos han sido los segundos más matriculados, con 6.869 unidades y, los coches híbridos enchufables o PHEV, los terceros, con 3.489 unidades.

En total, los vehículos de energía alternativa supusieron cerca del 97% del total de las ventas. Pero, entonces ¿quién compra ese 3% de vehículos térmicos? En el caso de los vehículos diésel -que supusieron el 2,2% de las ventas-, las empresas, debido a la demanda de vehículos comerciales ligeros con este tipo de mecánica.

Pero los modelos con mecánicas de gasolina -con sólo el 0,8% de las ventas anuales y 986 unidades matriculadas-, actualmente sólo tienen un tipo de cliente: las empresas de alquiler de vehículos, que señalan que los turistas que visitan el país no están normalmente familiarizados con este tipo de vehículos y que tampoco quieren complicarse las vacaciones ni perder su tiempo recargando estos vehículos.

Más allá de la más que contundente cuota de ventas de coches eléctricos en Noruega el año pasado, para entender la situación de este país hay que quedarse con otro dato aún más importante: si en 2010, sólo uno de cada 350 coches vendidos en Noruega era eléctrico, en 15 años esta cifra ha alcanzado el 90%.

Las causas de esta evolución hay que buscarlas, principalmente, en dos cuestiones.

La primera es el que este país nórdico tiene uno de los mayores niveles de vida de Europa, con un salario medio que ronda los 4.700 euros al mes; lo que posibilita que sus ciudadanos puedan afrontar los elevados precios de los coches eléctricos.

Además, este país es el mayor exportador de petróleo de Europa y también, uno de los más importantes del mundo. De esta forma, el Gobierno noruego tenía un buen capital disponible cuando, en 2001, decidieron suprimir el cobro del IVA a los coches eléctricos, a lo que, a lo largo de los años siguientes, se sumaron varias ventajas más: desde reducciones mínimas del 50% en los impuestos de circulación y en los peajes a tarifas más económicas para el estacionamiento o acceso de estos vehículos a los carriles exclusivos para los autobuses.

De esta forma, hasta 2023 ningún coche eléctrico pagó el IVA en este país. Y, entonces, y obligados por el déficit que esta medida estaba generando en las arcas públicas del país, Noruega pasó a aplicar este impuesto -del 25% de su precio franco fábrica- sólo a aquellos eléctricos cuyo precio superase los 40.000 euros. Mientras tanto, durante todo este tiempo, tanto los vehículos de gasolina como los diésel no han contado con ayudas fiscales y sí han resultado gravados con unos elevados impuestos.

Los resultados de esta política fiscal favorable a los coches eléctricos saltan a la vista.Y en los próximos años las autoridades noruegas pretenden llegar a ser el primer país del mundo en el que sólo se vendan coches eléctricos.

Mientras tanto, en la comparación con España, los noruegos ‘nos pintan la cara’. En nuestro país, en 2024 tan sólo el 5,6% de los coches nuevos matriculados fueron eléctricos; una cifra que nos deja muy lejos incluso de la media de la UE, que se cifra en el 14 % de las ventas totales para estos vehículos de cero emisiones.

Aunque, claro, la situación en nuestro país es prácticamente la contraria, con una renta per cápita muy inferior a la noruega -y a la de otros países de la UE- y, asimismo, con una situación fiscal sin ninguna excepción a favor de los eléctricos; pese a que las asociaciones del sector de la automoción llevan años pidiéndolas.

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