Las sanciones por conducir bajo los efectos del alcohol son una de las infracciones más graves en la normativa vial vigente, y conllevan tanto sanciones económicas, como pérdida de puntos del carné, y llegando incluso penas de prisión en casos extremos. Sin embargo, es importante saber que es posible recurrir estas multas si existen ciertas irregularidades en el procedimiento o en la obtención de las pruebas.
La Ley de Seguridad Vial establece que, ante la sospecha de conducción bajo los efectos del alcohol, los agentes de tráfico deben realizar dos pruebas de alcoholemia con un intervalo mínimo de diez minutos entre ambas. Este procedimiento busca garantizar la fiabilidad de los resultados y ofrecer al conductor la oportunidad de contrastar las mediciones. Si no se respeta este protocolo, la sanción podría ser recurrible. Además, también existen otros supuestos y situaciones que podrían permitir a los sancionados recurrir la multa recibida.
Existen diversos fundamentos para impugnar una sanción por alcoholemia:
Es fundamental actuar con celeridad, ya que los plazos para presentar alegaciones suelen ser breves. Generalmente, se dispone de 20 días naturales desde la notificación de la sanción para interponer el recurso. No obstante, es aconsejable verificar los plazos específicos indicados en la notificación de la multa.
Recurrir una multa por alcoholemia no garantiza su anulación. Es esencial que existan fundamentos sólidos y evidencias claras de las irregularidades alegadas. Además, durante el proceso de recurso, la sanción puede quedar en suspenso, pero si finalmente se desestima, podrían generarse intereses de demora.
Aunque las multas por alcoholemia son sanciones severas destinadas a garantizar la seguridad vial, existen mecanismos legales para recurrirlas en caso de que se detecten irregularidades en el procedimiento. Es esencial conocer los derechos como conductor y actuar diligentemente, preferiblemente con el apoyo de profesionales especializados, para asegurar una defensa efectiva.