Con mucho cuidado, despacio, sin hacer mucho ruido y sin maniobras extrañas que pudieran asustar, más si cabe, al animal. Así tuvieron que actuar los Bomberos del Consorcio de la Provincia de Cádiz cuando fueron requeridos para rescatar a un perro que estaba a punto de caer al vacío.

En la ventana de una sexta planta de un edificio de la capital, un perro hacía lo imposible por mantenerse a salvo. Había quedado atrapado en el poyete exterior porque una persiana demasiado baja no le dejaba entrar al interior de la vivienda. No se sabe cómo llegó hasta ahí, quizás jugando o puede que buscando a sus dueños, ausentes en ese momento y ajenos a todo lo que estaba pasando.

Estaba asustado, según los propios bomberos, que necesitaron un vehículo autoescala para llevar a cabo el rescate. Subieron muy despacio, a pesar de las prisas. No podían permitirse el error de provocar un movimiento brusco en el animal.

Finalmente consiguieron llegar hasta él, lo tranquilizaron, lo devolvieron al interior de la casa, y cerraron la ventana. Por evitar tentaciones.

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