Desde antes de la pandemia, comunidades pioneras como Madrid, Cataluña o Euskadi implantaron en su territorio el contendor marrón. Éste, según informa la página del Ayuntamiento de Madrid, está destinado a recoger la basura orgánica que, más tarde, se convertirá en compost, un biorresiduo que puede aprovecharse como abono, fertilizante e incluso como generador de energía. La Diputación de Cáceres ha sido la última en implantar en este tipo de contenedor en 11 de sus municipios, donde deberán depositarse los siguientes y variados residuos orgánicos:
Restos de fruta y verdura, restos de carne y pescado, cáscaras de huevo, de marisco y de frutos secos, otros restos de comida, restos de infusiones y posos de café, servilletas usadas, papel de cocina sucio y papel y cartón sucios de aceite o de restos de comida o pequeños restos de jardinería: plantas, hojarasca y ramos de flores. Por lo que el contendor marrón es un mix de otros contendores destinados a la división de los residuos y su posterior reciclaje. No debe confundirse con el contenedor gris, denominado 'fracción resto', en el que se vierte la basura doméstica que no tiene un cubo específico asignado.
La misma página del Ayuntamiento de Madrid señala que, aunque se pueda pensar que los excrementos de perros y gatos es un resto orgánico, su contenedor adecuado es "el que tiene la tapa naranja". "No van al contenedor marrón: pañales, compresas, toallitas húmedas, colillas, polvo de barrer, excrementos de animales y arena de gato o pelo. Estos residuos deben depositarse en el contenedor de tapa naranja", es el texto oficial de la institución.
Además de deber tirar adecuadamente los deshechos de los perros que hacen sus necesidades en la calle - o bien, de los areneros de perros y gatos que se tengan en casa - la nueva batalla ciudadana gira en torno a la limpieza que debe hacerse de los orines de los canes. Muchas regiones, como Barcelona, Bilbao o Torremolinos están regulando ya la obligación que tienen los dueños de las mascotas de llevar siempre consigo una botella de agua con un poco de jabón, para limpiar las aceras o paredes en las que hayan miccionado sus animales. Con ello, se busca mantener lo más limpias e higiénicas posible las calles de los núcleos urbanos más importantes.
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