Muere Rosie, una de las gatas más viejas del mundo, a los 33 años
Su dueña, la británica Lila Brisset, ha comunicado el fallecimiento de la gatita a la prensa local de Norwich, donde era muy querida
Lila le encontró en una protectora local en el año 1991, donde fue depositada por su antiguo dueño por una "alergia" al pelo del animal
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La esperanza de vida de un gato depende de varios factores como la raza, la genética, la dieta, los cuidados veterinarios y, sobre todo, de si es un felino que vive en la calle o en el calor de un hogar. Según los expertos de Purina, la media de edad de un gato sano suele ser los 12 años de vida, si bien un ejemplar que esté muy bien cuidado puede llegar a vivir hasta 20.
Pero cuando la ciudadana británica Lila Brisset encontró a Rosie en una protectora de gatos abandonados en el año 1991- donde su antiguo dueño la había dejado al darse cuenta de que su hija era alérgica al animal - nunca imaginó que su mascota se convertiría en una de las más longevas del mundo. Con mucho pesar, ella misma le ha comunicado a la prensa local de Norwich (Inglaterra) que la gata ha fallecido a los 33 años, sin que hubiera obtenido en vida oficialmente el título a la más vieja del mundo.
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"Me alegro de haber pasado tanto tiempo con ella"
En el año 2022, asistentes del Libro Guinness de los Récords se pusieron en contacto con Lila para que postulase a su mascota al título oficial. Sin embargo, ellos mismos le comunicaron poco después que existía un gato de 34 años también en Inglaterra (en Oxford) y otro de hasta 38 años en los Estados Unidos. Aún así, dada la inminencia de la muerte de estos 'rivales', animaron a Lila a que pensara en inscribir a Rosie en los Guinness, cosa que ella, finalmente, terminó rechazando.
Los mismos medios celebraron el año pasado el cumpleaños de la gata fallecida, cuyas festivas fotos salieron en toda la prensa. Ahora, su dueña, ha manifestado que nota un gran "vacío" por la ausencia del animal pero, a la vez, se alegra de haber pasado "tanto tiempo" junto a su gata, a la que tanto gustaba tumbarse en el friso de la ventana.
El año pasado murió también el perro más viejo del mundo, Bobi, que sí estaba inscrito en el Libro de los Récord Guinnes como tal. Falleció a los 31 años en Portugal, donde tuvo una vida completamente feliz junto a su dueño, que siempre le "echará de menos".
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