Una red que robaba a ancianos a través del método conocido como el abrazo cariñoso ha sido desarticulada con un total de ocho detenidos. Seis de ellos fueron localizados en Madrid y Bilbao, según ha informado la Policía Nacional.

Ya en octubre publicamos el desmantelamiento de otra organización similar en Valencia. La que este domingo ha dado a conocer el Cuerpo tenía como líderes a dos arrestados más en Rumanía. Eran los patriarcas del clan.

Todos los miembros de nacionalidad rumana están acusados de presunta pertenencia a grupo criminal, 14 delitos contra el patrimonio, uno de blanqueo de capitales y otro de receptación. Así lo ha detallado el inspector jefe Álvaro Álvarez.

En declaraciones a EFE, ha explicado que ya han entrado en prisión provisional y en el caso de los interceptados en su país natal, serán extraditados a España. La organización familiar, bien organizada, estaba asentada en Madrid.

Presuntamente se dedicaba a sustraer relojes de alta gama, dinero y joyas a personas mayores. Primero, se acercaban a ellas mostrando empatía para darles caricias y abrazos. Luego, les quitaban sus pertenencias al descuido.

El grupo estaba dividido en dos células: una se ocupaba de ejecutar esos robos y el otro recibía el botín para trasladarlo rápidamente a Rumanía en viajes exprés. Así llegaba a los patriarcas, que llevaban un alto nivel de vida.

En los últimos meses, la Policía detectó que había incrementado su actividad criminal en ciudades del norte de nuestro país. De ahí que el caso se haya dirigido desde el Juzgado de Instrucción número 3 de Gijón (Asturias).

Desde viviendas de seguridad normalmente ubicadas en entornos rurales, el clan organizaba la logística y distribuía las zonas de influencia de sus equipos de ladrones. En parejas mixtas, actuaban tras encontrar a sus objetivos: ancianos o ancianas.

La mujer entablaba conversación con ellos, las engatusaba mediante el contacto físico y le quitaba lo que llevaba encima, de valor. Mientras tanto, el hombre preparaba la huida en un coche.

“Son grupos cerrados que se dedican profesionalmente a esto, con un horario: tienen una hora de empezar a trabajar y de terminar, por la mañana. El otro modus operandi que utilizaban era la selección de sucursales bancarias para localizar víctimas", detalla el inspector.

Lograban así "hacerse con el efectivo cuando estaban haciendo disposiciones del mismo" en sus bancos. Incluso trataban de ordenarles retiradas de dinero (hasta 800 euros) con astucia, para posteriormente robárselo.

“Era algo sistemático, cada día una y otra vez. La cantidad de efectivo que conseguían de esta manera, transformando el oro, receptándolo o enviando esos relojes y artículos de joyería es elevadísimo. Es una forma de vida”, añade Álvarez.

Las investigaciones y vigilancias de los agentes pudieron determinar que la organización presuntamente habría cometido 14 acciones delictivas por todo el país, dos de ellas de manera violenta.

En paralelo, la otra célula enviaba lo conseguido, oculto en el interior de electrodomésticos, a través de empresas de paquetería. En ocasiones, para que el botín pasara desapercibido, fundían las piezas de oro para que no pudiesen rastrearlas.

Una vez identificados y localizados todos los integrantes de la red, se desarrollaron ocho registros domiciliarios: tres en Madrid, uno en Bilbao y cuatro en Rumanía. También se inspeccionó un trastero alquilado en la capital española.

Los agentes hallaron 40.000 euros, 16.000 leis rumanos, 11 relojes (siete de alta gama), móviles y numerosas joyas.

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