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Un jurado juzga en la Audiencia Provincial de Madrid a Gustavo D.O., acusado de asesinar en abril de 2023 a Pedro L.G.E., quien era su pareja, tras propinarle numerosos golpes y puñaladas, dejándole también destornilladores clavados en su cuerpo, todo ello en un presunto ritual esotérico. Los agentes de la Policía Nacional que acudieron a la escena han relatado en el juicio un "escenario dantesco", con "toda la vivienda llena de sangre" y el acusado, el denominado presunto 'asesino del rito esotérico', "fuera de sus cabales" y “hablando del demonio” y de Dios.
Por estos hechos, que ocurrieron exactamente el 2 de abril de 2023 en una vivienda de la calle Salvador Martínez Lozano del distrito Puente de Vallecas, en Madrid, la Fiscalía pide para él una pena 14 años de cárcel.
Ante todas las acusaciones que pesan sobre él, el abogado defensor del presunto 'asesino del rito esotérico' solicita que se le aplique la eximente completa de la responsabilidad penal al entender que, en el momento de los hechos, el presunto autor se encontraba en una situación de alteración psíquica. Además, pide que, tras la sentencia, reciba tratamiento ambulatorio y farmacológico.
Durante la sesión del juicio, el procesado ha ocultado parte de su rostro con una bufanda y ha mantenido la mirada fija en el suelo durante toda la sesión, incluso en aquellos momentos en los que conversaba con su letrado.
Frente a lo que estaba previsto, hoy no ha declarado. En su lugar, lo hará al final de la prueba judicial, a petición de su abogado, entre el 30 y el 31 de octubre.
La instructora del atestado policial, del Grupo V de Homicidios, ha contado que aquella mañana en que se produjeron los hechos la Policía Nacional recibió una llamada por parte de una vecina que alertaba de “gritos y voces” en la vivienda.
Al llegar al lugar de los hechos, los agentes se encontraron con lo que han descrito como un “escenario dantesco”, con el “cuerpo de un varón ensangrentado en el pasillo, semisentado” con “tres destornilladores clavados en su cuerpo, puñaladas en la espalda” y “toda la vivienda llena de sangre”; no sólo en el suelo, sino también en las paredes.
A este respecto, y narrando lo que vieron ese día, uno de los agentes ha recordado que encontró al presunto asesino desnudo, manchado de sangre y portando un crucifijo hecho con dos palos de madera y una imagen de Cristo.
Además, en el domicilio donde se produjeron los hechos la Policía Científica halló una sustancia “pulverulenta” de color blanco, una pipa de cristal y un libro sobre rituales con la tapa rosa, además de un cuadro también ensangrentada, según la instructora.
En la misma línea, ha explicado que, tras ser trasladado a la comisaría de Vallecas, durante el primer interrogatorio, el procesado no fue capaz de mantener un diálogo “coherente”. “Hablaba del demonio, no estaba en sus cabales como para reconocer o no lo que había hecho. No sabía lo que había hecho; no estaba acabado”, ha narrado la instructora.
Posteriormente, fue conducido a los calabozos de la comisaría del distrito de Tetuán, donde seguía fuera de “sus casillas”. “Andaba, hacía movimientos, aspavientos, y mantenía un diálogo incomprensible”, ha agregado. Según ella, llegó incluso a orinar sobre la hoja en la que se le informaba de sus derechos.
Tras esto, se le llevó al Hospital de La Ventilla, donde los facultativos detectaron un “consumo habitual de metanfetamina”. Depsués, fue conducido al Hospital de La Paz, y de ahí a la unidad psiquiátrica del Hospital Infanta Leonor.
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