Aún hoy, en muchos hogares, la pandemia de la covid19 sigue siendo una sombra que persigue a los familiares de quienes fallecieron sin recibir atención adecuada. Esto fue lo que sucedió a numerosos ancianos en las residencias de Madrid durante marzo de 2020; lejos de ser atendidos, fueron privados de los cuidados que necesitaban en un momento crítico., según se desprende de un estudio publicado en la revista BMC Geriatrics.
Las familias de los fallecidos siguen buscando respuestas y justicia. Aunque la mayoría de las denuncias por homicidio y omisión de socorro contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y sus consejeros han sido archivadas, varias asociaciones como la 'Asociación Dignidad y Justicia en las Residencias de Mayores' o 'Marea de Residencias' continúan su lucha para hacer justicia en memoria de los que ya no están aquí.
A día de hoy, todavía se investiga qué fue lo que pasó y por qué fallecieron tantos ancianos en las residencias. En concreto, el estudio publicado en la revista BMC Geriatrics, y adelantado por El País, examinó los datos de la primera ola de la pandemia y concluye que el 18 de marzo se formalizó por escrito lo que ya estaba ocurriendo en la práctica: la exclusión de ciertos grupos de mayores de los hospitales.
En Madrid, la limitación de las derivaciones ocurrió al mismo tiempo que el Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) puso en marcha la gestión centralizada de camas hospitalarias. Pocos días más tarde, el gobierno de Isabel Díaz Ayuso prometió que los mayores serían atendidos en las residencias, una medida que, en la práctica, no llegó a realizarse.
De este modo, el 18 de marzo se emitió el primer protocolo, seguido por otras tres versiones los días 20, 24 y 25 de marzo. Estos documentos recomendaban no hospitalizar a ancianos con altos niveles de dependencia o movilidad reducida, en un intento de evitar que los hospitales se desbordaran.
Mientras algunos hospitales rechazaron pacientes basándose únicamente en criterios de edad, algunas residencias permanecieron prácticamente aisladas, sin poder derivar a ningún residente a un hospital durante casi un mes.
Como dato que refleja este situación crítica, en la Comunidad de Madrid, una de cada cinco personas que vivían en residencias falleció en la primavera de 2020, un porcentaje alarmante que sitúa a la región como la más afectada del país.
De hecho, según los datos analizados, España registró el mayor número de muertes por COVID-19 entre personas mayores de 65 años en 12 países de la OCDE, y también la tasa de mortalidad más alta entre los usuarios de residencias.
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