Los episodios de escabiosis o sarna se han multiplicado por más de cinco en los últimos seis años en la Comunidad de Madrid, pasando de los 3.413 registrados en 2018 hasta alcanzar los 18.352 contabilizados en 2023, año en el que el número de brotes en residencias de personas mayores se ha disparado con respecto al quinquenio anterior.
En total, en los seis últimos años se han notificado 47.849 episodios de escabiosis en Atención Primaria en 46.683 personas distintas, tanto de casos como de contagios, mientras que en urgencias hospitalarias han sido 12.368 casos, sin incluir los contagios, entre los que constan 21 hospitalizaciones, cuatro de ellas en menores de diez años.
Asociada históricamente a falta de higiene y la pobreza, en la actualidad los grupos de riesgo entre los que se suelen presentar brotes son las residencias de ancianos, los asentamientos marginales y otras instituciones cerradas como centros de acogida, instituciones mentales o centros de desintoxicación de toxicómanos.
De hecho, los brotes en centros de personas mayores se han incrementado notablemente en los últimos seis años, pasando de cinco brotes con 32 casos en 2018 a 44 brotes con 397 afectados el pasado año, por la especial vulnerabilidad de estos colectivos.
En 2023, además, estos brotes en residencias de personas mayores han tenido una duración mayor que en otros colectivos, 43,3 días frente a los 21 de otros centros residenciales como pisos tutelados o residencias de estudiantes o los 11 de centros educativos y entornos familiares. También suelen dejar un mayor número de afectados, una media de nueve en comparación con 4,5 en los brotes de otros centros residenciales o de tres en los centros educativos.
En lo que va de año se han registrado cuatro brotes por escabiosis con 37 personas afectadas, frente a los 22 notificados en el mismo periodo de las diez primeras semanas del pasado año, que dejaron 24 afectados, según los últimos datos actualizados por la Consejería de Sanidad.
En concreto, la sarna o escabiosis humana es una parasitosis de la piel producida por el ácaro 'Sarcoptes scabiei' y que genera gran picor. La transmisión de los parásitos se produce por contacto cutáneo directo con la piel infestada, pudiendo también adquirirse por relaciones sexuales. Es poco frecuente la transmisión por el uso de objetos personales o a través de la ropa.
Como hay un período de la infestación que no causa síntomas, la transmisión puede producirse antes de que la persona inicialmente infestada empiece a presentarlos.
A nivel mundial se estima que los casos prevalentes de sarna en cada momento son más de 130 millones y hasta el 10% de los niños en áreas de escasos recursos se ven afectados por esta patología. La tendencia en la Comunidad de Madrid es creciente en los últimos años, tal y como ocurre en el resto de España y en los países de su entorno.
Aunque el cuadro clínico de la sarna varía mucho según el grado y duración de la infestación y situación inmunológica del hospedador, la clínica clásica incluye picor y lesiones característicos en la piel, surcos acarinos, vesículas y nódulos. Las complicaciones se pueden producir por la infección secundaria de las lesiones por el rascado.
El diagnóstico de sarna se sospecha con los hallazgos físicos, sobre todo la presencia de surcos, el prurito intenso, y la presencia de síntomas similares en contactos convivientes del paciente. Se confirma mediante el hallazgo de los ácaros, huevos, o deyecciones del ácaro en el examen microscópico del material del raspado de los surcos; con frecuencia no se encuentra el parásito, lo que no excluye la sarna.
En los últimos seis años, el número de episodios de escabiosis en la Comunidad se ha quintuplicado tanto en hombres como en mujeres, destacando que en el caso de las féminas de 65 o más años se multiplicó por siete.
El incremento respecto al año previo fue superior al 100% en el año 2022, de 5.464 a 11.925, y por encima del 50% en 2023, de 11.925 a 18.352, mientras que el menor incremento (4,5%) se produjo en 2020, condicionado por la pandemia y las medidas para afrontar la transmisión del virus SARS-CoV-2.
En concreto, los datos de la Comunidad de Madrid muestran tres picos en los dos últimos años: el primero en abril de 2022, un segundo pico de mayor magnitud y duración desde finales de 2022 a mayo de 2023 y el tercero, a finales de 2023.
El 21,9% del total de casos en este periodo pertenecían al grupo de 0-14 años; el 47,9%, al de 15-44 años; el 20,5%, al de 45-64; y el 9,7% al de 65 años o más, según un estudio sobre la situación epidemiológica de la escabiosis en la Comunidad de Madrid entre 2018-2023.
En el análisis por distritos de salud pública, las mayores tasas de incidencia para el total del periodo se registraron en Madrid-Puente de Vallecas y Madrid-Usera. En el año 2023 estos dos distritos y Madrid-Villaverde superan los 400 casos por 100.000 habitantes.
Durante los dos últimos años se han declarado un número creciente de brotes de escabiosis en todos los ámbitos, siendo las residencias de personas mayores las que han supuesto el mayor número tanto de brotes como de afectados por esta enfermedad, y con mayor tiempo de duración.
Este incremento en la notificación de brotes se produce sobre todo a partir del año 2021 y en todos los ámbitos, aunque es mayor en los centros donde se mantiene una convivencia colectiva como residencias geriátricas y de otro tipo como centros educativos.
Mientras que en el año 2018 los centros residenciales supusieron la mitad de los brotes declarados, esta tendencia se ha incrementado en los años siguientes, siendo siempre los centros residenciales, geriátricos y no geriátricos, los que presentan un mayor número de brotes.
En detalle, en 2023 se declararon a la Subdirección de Vigilancia en Salud Pública 65 brotes de escabiosis, el mayor número de la serie temporal. De ellos, 44 (67,7%) se produjeron en residencias de personas mayores, 16 de ellos (36,4%) en residencias de Madrid capital y 28 (63,6%) en los diferentes municipios de la Comunidad, con un balance de 472 personas afectadas y 4.694 expuestos.
La escabiosis requiere de tratamiento farmacológico, con crema o tratamiento oral, y de la adopción de medidas higiénico-sanitarias de los objetos de uso cotidiano, como ropa de vestir, de cama, etc., para cortar la transmisión.
En la mayoría de los brotes el tratamiento se ha realizado con los fármacos de primera línea indicados en las guías, sobre todo permetrina al 5%. Además, se recomienda reforzar las medidas de higiene y lavado de ropa.
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