El pasado fin de semana tuvo lugar la boda de dos hombres en la capilla de la hacienda El Campillo en San Lorenzo del Escorial, Madrid. Ambos ya habían formalizado su unión civil en el registro y optaron por compartir la alegría en un lugar privado con un matiz sagrado.
Esta decisión se debió a las lluvias que obligaron a trasladar el festejo al interior. Es importante señalar que no hubo una ceremonia nupcial, ni intervención de clérigos ni imitación de un matrimonio canónico. No obstante, algunos curas ultraconservadores tildaron el acontecimiento de un “acto de exaltación sodomítica”.
Ante esta boda, el Arzobispado de Madrid lanzó un comunicado resaltando que “en ningún caso está permitido realizar un matrimonio civil dentro de un recinto religioso”. Al haberse celebrado sin previo aviso ni consulta, el Arzobispado lo consideró un acto unilateral con posibles consecuencias canónicas.
El comunicado recalca que las capillas familiares solo deben emplearse para el propósito concedido por la Iglesia, sin ser lugares para festejos religiosos públicos sin la autorización expresa del obispado. Asimismo, han subrayado que estos espacios no deben tener fines comerciales ni ser usados para festejos civiles de ninguna clase.
El padre Juan Manuel Góngora, famoso por sus críticas acérrimas al papa Francisco, difundió un video del acontecimiento obtenido sin el consentimiento de la pareja en redes sociales, calificándolo de una “exaltación sodomítica” y llamando a los católicos a no ser cómplices de lo que considera un “pecado mortal”.
Siguiendo el mismo criterio, el padre Javier Olivera Ravasi alertó que un católico no debería asistir a una boda homosexual, alegando que esto supondría "cooperar formalmente con el pecado de otro", incluso como espectador. "Seamos luz del mundo, amemos al pecador pero odiemos el pecado", ha añadido.
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