El padre de Julián, el camarero de 25 años fallecido en el incendio del Burro Canaglia en Madrid, cree que si el local no hubiera tenido esa decoración de plantas artificiales, su hijo hoy seguiría vivo. Hacía solo una semana que empezó a trabajar en el restaurante y estaba muy ilusionado con su nuevo contrato de trabajo.
En una entrevista con Edurne Arbeloa, reportera de 'Cuatro al Día', su padre lo describe como un joven muy alegre que estaba en la flor de su vida. "Es una pena que se haya ido de esta manera cuando creo que se podría haber evitado", asegura. Quiere encontrar respuestas sobre lo ocurrido en ese trágico incendio que acabó con la vida de Julián y de una enfermera vizcaína de 43 años que estaba pasando el fin de semana en Madrid con unas amigas de Bilbao.
La familia del joven está pensando en denunciar lo ocurrido ante la justicia para averiguar si hubo una posible negligencia. Creen que si las plantas de plástico que cubrían el techo y las paredes del local estaban tan cerca de las mesas, era cuestión de tiempo que algo así pudiera llegar a ocurrir.
"Estamos hechos polvo. Ya no le vamos a devolver la vida, pero que se intente hacer justicia para evitar que pase algo parecido", lamenta. La cadena de restaurantes Burro Canaglia, que cuenta con varios establecimientos en ocho provincias, tiene la misma decoración en sus locales como seña de identidad. Un diseño por el que la cadena de restaurantes fue premiado.
El padre de Julián también quiere que se aclare si el local tenía los permisos correspondientes. La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís ha confirmado este domingo que el establecimiento contaba con licencia para cocina y que, tal y como ha explicado en unas declaraciones recogidas por Europa Press, en 1997 hubo un cambio de titularidad del restaurante pero que "la licencia se mantiene".
Sin embargo, muchos se preguntan cómo es posible que un restaurante donde se sirven platos flambeados pueda tener colgando del techo una maraña de vegetación artificial que pudo facilitar que las llamas se expandieran "en cuestión de segundos" por todo el local, como apuntaban varios testigos.
Tampoco se explican por qué no había ninguna salida de emergencia, aunque lo cierto es que la normativa vigente no lo exige para un local de este tamaño.
Jay Robles, el nombre artístico de Julián, era una joven promesa de la música. Era cantante y compositor. Creaba temas con ritmos urbanos y una mezcla de rap, trap y reggaetton. En las principales plataformas musicales se pueden encontrar varios de sus temas y en su perfil de Spotify tenía más 2.500 oyentes mensuales.
En 2020, Julián, natural de Benidorm, se fue a Madrid y decidió quedarse en la capital para intentar abrirse camino en el mundo de la música. Mientras, compaginaba su carrera artística con varios trabajos con los que poder mantenerse y costearse el material para seguir creciendo en su carrera musical.
El chico se presentó al casting del programa 'Operación Triunfo 2020' y llegó a la fase final. Durante su paso por las distintas etapas del casting, el joven se autodefinía como una persona "muy sociable y que se deja fluir". Fue uno de los favoritos del jurado, pero su perfil no encajaba con el formato de televisión. También quedó finalista en el concurso 'Vodafone yu Music Talent'.
El viernes a mediodía, horas antes del trágico incendio, al tío de Julián se le ocurrió pasar por el restaurante para saludar a su sobrino. Como si la intuición le hubiera dicho que tenía que ir a hacerle una visita a su lugar de trabajo.
El joven salió del local para recibir a su tío y un amigo, momento en el que aprovechó para que le hicieran una foto, sin saber lo que estaba por ocurrir esa noche. Se la mandaron por WhatsApp a su padre, quien conmocionado reconoce que se quedó asombrado al verla porque se le vino a la mente una premonición: "Sentí que le iba a pasar algo".