El sueño de muchas personas es que les toque la lotería, algo que, como su propio nombre indica, es en realidad ‘una lotería’. En este concurso de azar, todo aquel que tenga un décimo tiene la posibilidad de ganar, porque a pesar de lo que dicen las teorías de la conspiración, todos los números entran al bombo, los más bonitos, los más feos, los que ya han salido ganadores alguna vez y también los que nunca han aparecido.
Esto hace que cada uno tienda a confiar en su propio sistema a la hora de escoger el número con el que juega. Muchos se dejan llevar, si les ofrecen el número que juegan en la oficina o en el bar, no dudarán, ya sea por costumbre o por evitar ser los únicos que lo rechazaron en caso de que toque. Otros dejan que sea el azar el que escoja, o les sirve cualquier número que acabe en el que es su preferido… otros tienen trucos elaborados que les ayudan a escoger qué número jugar y que, para ellos, aumentan sus posibilidades de ganar.
No existe una fórmula secreta para ganar la lotería, o si existe nunca se ha hecho pública, por lo que solo podemos guiarnos por las supersticiones y trucos que parecen haberle funcionado a otras personas, aunque todo apunta a que hay tantos trucos como ganadores. El ‘truco del abuelo’ recibe ese nombre porque es el que empleó Raymond Roberts, a quien también se le conoce como el abuelo de Estados Unidos.
Durante dos décadas estuvo comprando exactamente el mismo número, uno que había creado con fechas señaladas para él, que habían sido importantes en su vida. Se suele decir de él que ganó la lotería en seis ocasiones, lo que hace pensar que su método es más efectivo que el de otros. Sin embargo, lo que hizo en realidad es comprar seis boletos idénticos, lo que se tradujo en seis sueldos vitalicios de 25.000 euros anuales cada uno, que es el premio que se lleva quien gana el premio en la Massachusetts State Lottery.
Parece que el truco de Roberts se podría traducir en perseverancia y fidelidad a un número que es especial para nosotros, o confiar en el mismo número desde siempre, haciendo que pase a ser importante porque es por el que siempre apostamos. Esto, en realidad, no garantiza nada, hay personas que pasan toda la vida comprando el mismo número y nunca ganan el premio gordo de la Lotería de Navidad, pero sin duda evitarán echarse las manos a la cabeza si en alguna ocasión deciden cambiar de número y ese año toca.
Los juegos de azar son caprichosos y la suerte tiene que estar de nuestra parte para poder ser ganadores, pero no está de más hacer todo lo que esté en nuestra mano para que la balanza se incline a nuestro favor, como comprar en establecimientos donde suele tocar o llevar una herradura.