Cada año compramos décimos de lotería y, aunque la mayoría no les prestamos atención, resulta que todos ellos están adornados con distintas obras de arte. Se trata de una tradición que añade un toque de cultura y solemnidad a uno de los eventos más esperado del año. Pero, ¿Qué motivaciones hay detrás de esta peculiar elección? Para comprenderlo, hay que retroceder en el tiempo y repasar la evolución de los décimos de lotería y el papel que las obras de arte han jugado en ellos.
La historia de la Lotería de Navidad se remonta a 1812, y durante sus primeros años, los décimos no incluían ninguna ilustración. Fue a partir de mediados del siglo XX cuando se decidió adornar estos boletos con imágenes artísticas, mayormente religiosas, como un símbolo de la época festiva. Desde entonces, la incorporación de estas obras se ha convertido en una constante, vinculando la cultura del sorteo con la historia y el patrimonio artístico del país.
Las obras de arte seleccionadas suelen ser pinturas relacionadas con temas religiosos, especialmente aquellas que evocan la Navidad y el nacimiento de Jesucristo, como la "La Virgen de la Rosa" de Rafael, o "La Adoración de los Pastores" de Bartolomé Esteban Murillo, que han sido protagonistas en los últimos años. Esta selección no solo tiene un componente estético, sino que también busca destacar la tradición cultural y espiritual que rodea al sorteo navideño y el ambiente de esperanza y renovación propio de la temporada.
Para 2024 se ha elegido La Natividad, de Francisco y Rodrigo de Osorna. Se trata de una obra que data del año 1490, y en ella se representa la escena de la Natividad, como no podía ser de otra forma con ese nombre. En él aparecen la Virgen María y San José junto a Jesús, con otras figuras como los Reyes Magos completando la estampa. Este cuadro pertenece a la colección del Museo del Prado, en Madrid.
Las imágenes seleccionadas para los décimos no son elegidas al azar; detrás de cada una de ellas hay un proceso cuidadoso que involucra a Patrimonio Nacional y a diversos museos de renombre en España. Las obras elegidas suelen formar parte de la colección del Museo del Prado, el Museo de Bellas Artes de Sevilla o incluso de catedrales históricas como la Catedral de Santa María de León. Estas instituciones colaboran para ceder temporalmente la imagen de algunas de sus obras más representativas, permitiendo que los españoles se familiaricen con parte de su patrimonio cultural cada vez que compran un décimo.
Por ejemplo, en 2019 el décimo estuvo ilustrado con "La Virgen de la Rosa", una obra de Rafael y Giulio Romano, y en 2018 con la "Tabla central del Retablo de la vida de la Virgen y San Francisco", de Nicolás Francés. La inclusión de estas pinturas no solo hace que el sorteo se asocie con un momento de lujo y celebración, sino que también contribuye a la divulgación del patrimonio cultural, permitiendo que las personas que quizás no tienen acceso a los museos puedan conocer y apreciar estas piezas.
El hecho de utilizar obras de arte también tiene un impacto positivo en la difusión cultural y en el aprecio por el patrimonio artístico. Los décimos de la Lotería de Navidad se distribuyen por todo el país, alcanzando a millones de personas. Esto convierte a estos boletos en una especie de "lienzo ambulante", llevando imágenes de grandes maestros de la pintura a personas de todas las edades y contextos. Así, más que ser un simple papel con un número impreso, cada décimo se convierte en un objeto que conecta a los compradores con la historia del arte y la tradición cultural.
En este sentido, la iniciativa de decorar los décimos con obras de arte actúa también como un medio educativo. Permite que las personas, incluso aquellas que no suelen visitar museos o tener contacto con la cultura artística, se familiaricen con el arte clásico. Las imágenes de los décimos van acompañadas del nombre de la obra, el autor y el museo o lugar donde se encuentra, lo cual despierta la curiosidad de muchos por aprender más sobre estas pinturas y esculturas.