La Navidad es tiempo de celebración y de tradiciones arraigadas como la lotería. Cada año, el rito sigue arrojando las mismas imágenes confortables al fondo de nuestra imaginación. Significa mucho para esos millones de españoles que ponen su ilusión en los décimos que juegan.
Como acto, el Sorteo Extraordinario es tan reconocible como los elementos que forman parte del atrezzo cultural de estos premios: mientras los bombos van girando, crece la expectación entre quienes asisten a la ceremonia del Teatro Real de Madrid. En el centro de la escena, los niños de San Ildefonso, siempre en parejas, que cantan las combinaciones.
A ojos del jugador profano, la postal de la lotería es invariable: se cantan los tres primeros premios y se escucha la alegría y el descorche del champán, que ya se ha trasladado a las imágenes televisivas de los ganadores y las administraciones de lotería que han logrado repartir suerte e ilusión un año más. La parte menos conocida de la tradición es la que tiene ver con el colegio de San Ildefonso, un centro educativo cuyos alumnos llevan cantando desde hace décadas los grandes premios de la lotería.
Según explica el propio centro en su web oficial, el San Ildefonso es una institución centenaria. Sus responsables cuentan que la fecha oficial en que se creó se remonta al s. XVI, un periodo previo al reinado de los Reyes Católicos. En un principio, el centro nació por iniciativa del ayuntamiento de la capital. Fue creado como un centro de beneficencia para acoger a niños abandonados y huérfanos de funcionarios públicos. El objetivo: proporcionarles una educación de calidad.
“Existen documentos del Siglo XVI en los que se hace referencia a nuestro Centro”, detallan desde su web. “Su primer nombre fue “Colegio de los Niños de la Doctrina”. El San Ildefonso destaca lo ambicioso de su programa educativo, ya en el siglo XIX. Frente a otros colegios que impartían materias comunes, en este centro, explican, se cultivaban asignaturas raras para su época, entre las que están el solfeo, la esgrima o la mecanografía. Desde su fundación hasta los años 60 fue un internado masculino. En la década de 1980 cambió a mixto y las primeras niñas fueron admitidas.
CEIP, por sus siglas, corresponde a los colegios de Educación Infantil y Primaria. Forma parte de la red de centros públicos de la Comunidad de Madrid. Cabe aclarar la división que lleva operando desde los años 80. La residencia-Internado depende directamente del Ayuntamiento de Madrid y proporciona apoyo a niños cuyas familias tienen necesidades económicas. El Colegio Público San Ildefonso depende de la Comunidad.
En cuanto al Sorteo, es ya una tradición que sus alumnos canten la suerte. Llevan desde 1771 sacando las bolas de los grandes bombos dorados. Al parecer, ese fue el año del primer niño ‘cantor’ de los premios. Reinaba Carlos III, y el Colegio estaba situado en la carrera de San Francisco, en el que hoy sería el distrito Centro, en el barrio de Palacio. Su ubicación ha ido cambiando a lo largo de la historia. Desde 1881 mantienen la misma, en la calle Alfonso VI. Son 32 los niños que cantan los números afortunados, 16 parejas en total, aunque a la criba se presentan muchos más.
La selección no es fácil, y en ella se toma en consideración la edad (por encima de ocho años), dicción, la potencia de la voz o la fluidez verbal al recitar los números.