El premio Gordo de la Lotería de Navidad se decide por azar, a pesar de que hay gente que confía en la ayuda de las matemáticas, es la suerte la que hace que un número sea el ganador y otro se quede a las puertas, lo hace que sea muy complicado acertar.
También hace que el sorteo esté rodeado de supersticiones, mitos y ritos asociados, todos ellos pensados para aumentar las posibilidades, no de que el número con el que se participa sea el ganador en sí mismo, sino más bien de que conseguir que la suerte esté de nuestro lado.
Cada cual tiene sus rituales y su forma de atraer la buena suerte, pero hay algunos métodos que parecen haberse extendido o ser más conocidos por todos. Por ejemplo, no son pocos los que piensan que su suerte será mayor si frotan el décimo por el lomo de un gato negro, un gesto que parece ser igualmente válido si es por la espalda de un jorobado, la cabeza de un calvo, la tripa de una embarazada o una figurita de bruja.
Otras supersticiones señalan que para atraer la buena suerte, es necesario entrar en la administración en la que se va a comprar el décimo con el pie izquierdo y que el lotero te lo tiene que entregar con la mano derecha, por lo que parece que no hay que dejar nada al azar.
Esta no es la única superstición que está relacionada con las administraciones, por ejemplo, algunas personas compran el décimo en el lugar que repartió premios el año anterior, pensando que la suerte atrae a la suerte. También otras personas los compran en lugares donde ha habido alguna desgracia o desastre natural, pensando que la suerte de la lotería equilibrará la mala suerte vivida hasta el momento.
Hay quien señala que si hay una gran fila esperando para comprar el décimo, hay que colocarse a la derecha de la entrada en los días pares y en la izquierda si se trata de un día impar.
La lotería hay que pagarla, nunca se puede dejar a deber porque entonces no toca. Es habitual compartir número o décimo con tus seres queridos.
Hay quien lleva durante el sorteo un alfiler en la chaqueta, quien lleva el décimo junto con una moneda de oro en la cartera, quien lo coloca junto a una herradura o una llave de hierro antigua para atraer la buena suerte.
Algunas personas queman los décimos del año anterior con una vela de color naranja mientras recitan “que tus cenizas vuelvan a mí en forma de premio”, quienes colocan una cinta en una maceta, quienes llevan siempre el décimo encima o quienes lo dejan junto a la figurita de San Pancracio y una ramita de perejil.
Hay personas que buscan siempre el mismo número, quienes escogen números de la suerte (como el 22, los dos patitos, o el 15, la niña bonita), también quienes ven el sorteo con un amuleto en la mano. No hay límites para buscar la buena suerte y, si bien no a todo el mundo le funciona, cada año hay gente a la que sí.