La Lotería de Navidad es de esos momentos que se esperan todo el año. Incluso los que no juegan nunca, en diciembre sufren una transformación y comparten un décimo con su pareja, con su hermano o con sus compañeros de trabajo. ¿Qué hay detrás de este contagio colectivo en el que dejamos la ilusión al azar, a la remota posibilidad de ganar un premio? La magia de compartir décimos y deseos también tiene un lado oscuro para las personas que sufren adicción al juego y durante ese periodo les toca luchar contra sus fantasmas.
Según cálculos matemáticos, la probabilidad real de hacerse con el Gordo de la Lotería de Navidad si compras un décimo es de 1 entre 100.000, es decir, de un 0,001 % . Las mismas que para el segundo y el tercer premio, porque solo un décimo obtendrá 125.000 euros y otro 50.000 euros.
Eso lo sabemos todos, pero nos da igual, porque está la fiesta de la ilusión y contra eso no puede la razón, por mucho que lo digan los números y los matemáticos. ¡Son las tradiciones, amigo!
"Hay un montón de tradiciones como es de la Lotería de Navidad que tiene mucho que ver con el Capitalismo, que llevan a entender que el regalar o la posibilidad de ganar más dinero, en la tendencia de 'te estoy regalando sueños', que es cómo te lo anuncian y es algo que lleva haciéndose muchos años. De hecho jugar es algo muy habitual que se hace en periodos vacacionales, cosas que hacemos de vez en cuando" , explica el especialista en adicciones, Bruno Cortés, del Instituto de Psicología e Investigación Controla. Es una tradición demasiado arraigada en el tiempo.
Y la Lotería Nacional es algo que hacemos desde 1812 que si no te sumas a este frenesí de comprar décimos, desde los clásicos hasta los del gimnasio adonde va tu hijo, te conviertes en el candidato perfecto al antipático del año, porque hay mucho de presión social, como así lo explica este psicólogo.
"Hay presión social: si todos los de tu trabajo compran y por lo que fuera les toca, cómo vas a ser tú al que no le ha tocado también. Esto nos lo dicen nuestros pacientes. ¿Y si les toca a los de mi familia y yo no he participado? ¡Hay una presión de grupo total! la familia tiene un número, las empresas tienen un número, el bar. Todos están participando y todos se están presionando unos a otros".
Lo cierto es que mientras disfrutamos de la magia colectiva a las que nos transporta el ambiente navideño y sus celebraciones, como la Lotería de Navidad hay personas que sufren.
Son los ludópatas, aquellos que tienen una adicción al juego y que durante estas fiestas suelen "sufrir recaídas". Y no son pocos, según datos de Sanidad que cifra en un 1% las personas que juegan de manera patológica en España y eso sin contar el millón que no están diagnosticados.
"Una persona que no puede jugar, aunque su problema principal haya comenzado en las apuestas deportivas o en la ruleta, tampoco debería jugar a otras cosas, porque las sensaciones de adrenalina o de posibilidad de ganancia van a volver y probablemente les haga recaer. Nos hemos encontrado de forma habitual recaídas que empezaron en estos sorteos, porque están absolutamente presentes", asegura Cortés, colaborador de la Asociación Jugar Bien de Fuenlabrada, en Madrid.
"Son sorteos que nos los encontramos en los anuncios, nunca se les ha puesto vetos, nos lo encontramos en el trabajo, en la familia y a ellos les va a suponer un problema, porque la forma que tiene para una persona que sufren una adicción de plantear el juego no es la misma que de otra persona. Ellos piensas mucho más en el número, piensan en 'me va a tocar' , en el día en el que va a ser el sorteo y eso les va a generar muchos más problemas."
Los hombres, según las estadísticas son los que más décimos compran y los castellanoleonenses los que más compran Lotería de Navidad. Y sin embargo, estos datos no sirven para hacer un perfil de quién juega más, incluso que en las estadísticas aparezcan más hombres es engañoso. ¿ y entonces con qué tiene que ver esto de comprar décimos o los juegos de azar?
"La mayoría de las personas con adicción al juego y de los problemas que hay con la ludopatía son personas que no tienen a capacidad de controlar sus impulsos. Echan una moneda más en las tragaperras que a lo mejor les supone no comprar el pan ese día en casa. Son personas que se gastan mucho dinero que no tienen y tiene mucho que ver con la creencia de que antes o después lo van a recuperar. "
Y aquí hay mujeres y hombres, solo que ellas, por una "cuestión cultural" son menos visibles en los datos. Hacia las mujeres hay una mirada mucho "más critica si se les ve jugando", por eso siempre acceden menos a las terapias. Lo hacen "más escondidas", como revelan los estudios de campo.
A las personas que más le suele ocurrir, son aquellas que de una manera u otra sus primeras etapas de juego vieron que se podía ganar. Conocieron a alguien que había ganado o fueron un día al Casino y salieron con dinero. Crean esa ilusión de que se puede ganar dinero con esto. No sienten que sea tan malo gastar dinero que no tiene, porque creen que lo pueden recuperar. Cuando se trata de jugadores patológicos esas creencias están más arraigadas y lo llevan más al límite."
Prescindir de la Lotería de Navidad sería imposible, porque casi forma parte de nuestro ADN. La desaparición del Calvo, que nos acompañó en los anuncios, provocó tanta polémica como cualquier medida de envergadura nacional. Reconocemos su música y disfrutamos del ambiente que se crea el 22 de diciembre, como una antesala de la cena familiar, que nos reúne y reconcilia.
La propuesta de Cortés y de otros psicólogos que atienden a personas con adicciones al juego no es que desaparezca la tradición de la Lotería de Navidad, sino que "se deje de promocionar" de esta forma. "El juego es algo individual" , que no debería permitirse la promoción.
"No estamos en contra de que la gente tenga sus tradiciones o sus decisiones personales. La tradición ya está arraigada, lo que se podría hacer es no publicitarla, no fomentarla. Intentar fomentar que el juego es una cosa absolutamente individual. Lo que se trata es que la gente viva de la forma más saludable posible", también celebrando la Navidad.
Nosotros hemos tenido pacientes que venían solo y exclusivamente por los problemas con estas loterías, que gastaban cantidad ingentes de dinero, personas que se dejaban 5.000 y 6.000 euros en El Gordo de Navidad. Estamos hablando de un problema serio que se le tiene que poner la calificación que debe tener. Esto no es algo inocente de lo que la gente no vaya a tener problemas.