Una pareja de británicos, cuya identidad se desconoce, estaban en julio disfrutando de unas vacaciones en Bagnères-de-Bigorre, una pequeña localidad situada en el sur de Francia, cuando decidieron probar suerte y jugar al Euromillones en un tradicional estanco de toda la vida.
La fortuna no fue esquiva con ellos y se llevaron un suculento premio de 22 millones de libras, unos 26 millones de euros al cambio. Sin embargo, tuvieron que sacar a relucir su ingenio puesto que no pudieron, como pretendían, cobrarlo de inmediato.
La pareja contactó con la empresa pública francesa de loterías, LFJ (siglas de La Française des Jeux), que les comunicó que tendrían que esperar varias semanas y, por lo tanto, resguardar el boleto en un lugar seguro.
En ese momento, los afortunados decidieron que ningún sitio mejor que llevarlo siempre con ellos. La obsesión por mantener a salvo el preciado documento fue tal que hasta lo escondieron debajo de una pila de platos o en los muebles, han reconocido.
En declaraciones al medio francés 'The Connexion', y que recoge el diario británico 'The Sun', aseguraron que "fue surrealista. No podíamos dormir por la noche, lo teníamos en la cama con nosotros y también nos lo llevábamos a la playa y teníamos que nadar por turnos".
Por fin, el pasado 7 de agosto, la pareja pudo entregar el boleto a cambio de los aproximadamente 26 millones de euros. "Estamos felices de saber que podremos hacer el bien a nuestro alrededor, ayudar a nuestras familias, que a veces lo necesitan, mimar a nuestros seres queridos y viajar con ellos", señalaron.
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