El frente de lava avanza despacio hacia la encrucijada de qué dirección tomar. Si gira a la izquierda se unirá a la colada que se dirige a la costa y reducirá los daños. Pero si tuerce a la derecha se encaminará hacia los núcleos urbanos evacuados amenazando con replicar el ansia destructora con la que llegó hasta La Laguna.
Allí la fusión de las corrientes de lava ha generado una extensa colada. Su ensanchamiento hacia el barrio se ha ralentizado y en las últimas horas apenas ha avanzado en la destrucción de edificios como el colegio. Aun así cada metro que recorre es una sentencia de devastación. La vivienda de la que se adueñó anoche, esta mañana seguía ardiendo. Y a su lado otro edificio intenta resistir torcido el empuje de la colada. La altura que ha ganado hace que solo veamos las azoteas de algunas casas. Muchas otras, sin embargo, han dejado de verse en un paisaje, cada vez, más negro.
La ceniza volcánica procedente de la erupción de Cumbre Vieja cubre unas 6.800 hectáreas de terreno en La Palma, según la úttima medición del programa europeo 'Copernicus', que fija en 886 las hectáreas afectadas por lava y en 2.122 las edificaciones afectadas.
Según el último informe del departamento de Seguridad Nacional, se mantiene la atención sobre las coladas en el área noroeste que se han unido en la zona de la Laguna y parecen discurrir por dirección suroeste, sin descartarse variaciones en su evolución. Por otra parte, la colada baja, que se encuentra próxima al mar, se mantiene a un centenar de metros de este punto.
La mirada de los técnicos del Pevolca (Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias) se concentra estos días en el barrio de La Laguna, en el municipio de Los Llanos de Aridane, cercado por las coladas de lava procedentes de Cumbre Vieja y que están muy próximas al casco urbano. "Todos tenemos el corazón encogido hasta ver qué camino toma la lava", señala a Europa Press la concejal de Seguridad Ciudadana, Lorena Hernández, quien señala que muchos vecinos "reviven en primera persona" lo que ocurrió hace algunas semanas en el barrio de Todoque.
La lava ya ha engullido un supermercado, la gasolinera, una farmacia y la sede de la asociación de vecinos, y el colegio también está gravemente afectado aunque una parte sigue en pie. Hernández asegura que lo que pasó en Todoque no se va a olvidar "nunca" y el deseo es que La Laguna no corra la misma suerte, aunque reconoce que la llegada de la lava a la arteria principal del barrio «es un símbolo» que afecta mucho a los ciudadanos --algo más de 1.500-- por más que muchas viviendas y edificaciones puedan salvarse. Así, espera, tal y como confían en la dirección del Pevolca, que la nueva colada creada este jueves por unión siga su curso hasta el mar por el suroeste de la montaña y se una a otra que se encuentra a unos 120 metros de la costa y así no tome rumbo noroeste en dirección a la carretera de la costa de Tazacorte. No obstante, Hernández apunta que las coladas están bastante ralentizadas en las últimas horas.
El temor de que la colada pueda cambiar su rumbo es lo que motivó la evacuación de los barrios de Las Martelas (Los Llanos), Marina Alta, Marina Baja, San Borondón, La Condesa y Cuesta Zapata, en Tazacorte, hace dos días.