Atención, pregunta: ¿Qué es un zoomer? No es, contrariamente a lo que algunos puedan pensar, un usuario de Zoom, el programa de videollamadas que ha disparado sus ingresos con el confinamiento. ¿Y un K-poper? Unos y otros han acaparado titulares en Estados Unidos: ¿Trolearon ellos a Donald Trump?
Medios norteamericanos les señalan como responsables del trago que pasó el presidente de Estados Unidos en su mitin de Tulsa, Oklahoma, la semana pasada. Era el primero tras la crisis del coronavirus y el que inauguraba su campaña para las elecciones de noviembre. Trump aseguró en Twitter que habían recibido un millón de solicitudes para asistir al acto; pero cuando llegó el día se encontró con un local medio vacío: solo llenó 6.200 de las 19.000 butacas.
¿Qué había pasado? Según los medios, la culpa fue de los zoomers y los zoomerskpopers , tan solo con el objetivo de boicotear el acto del presidente. Publicaciones virales en redes sociales como TikTok y Twitter animaron a ello, acumulando cientos de miles de visitas. En un vídeo, una mujer tosía y decía sarcásticamente: "¡Oh, no! Me inscribí en un mitin de Trump y no puedo ir".
¿Quiénes son ellos? Se llama zoomers, aquellos que tienen entre 13 y 25 años. Son nativos digitales y los que más usan las redes sociales (según algunos estudios estas suponen el 60% de sus fuentes de información). El nombre surgió en contraposición a los maduros boomers; la generación del baby boom (entre 55 y 70 años, aunque esta horquilla puede ampliarse).
Los Kpopers, por su parte, son los entregados y activos seguidores del pop coreano, el K-pop. A estos fans de todo el mundo, por ejemplo, del grupo BTS se les llama "fanáticos" y utilizan asiduamente distintas plataformas sociales: Twitter, TikTok, Facebook, Instagram...
Grupos de estos seguidores se unieron al llamamiento a boicotear a Trump. Lo hicieron en un contexto de protestas raciales tras la muerte de George Floyd y el impulso del movimiento Black lives matters (La vida de los negros importa). Días antes, estos fanáticos del K-pop habían lanzado un boicot a campañas racistas en redes que contraatacaron con imágenes de sus ídolos. También inundaron de críticas una tarjeta digital para felicitar a Trump su cumpleaños.
La congresista demócrata de 30 años Alexandria Ocasio-Cortez le lanzó a Trump un dardo en Twitter: "Los adolescentes te sacudieron en TikTok". Y añadió: "Aliados del KPop, también vemos y apreciamos vuestras contribuciones a la lucha por la justicia".
La idea del boicot secundada por miles de jóvenes no fue lanzada, sin embargo, por un adolescente sino por una mujer de 51 años de Iowa llamada Mary Jo Laupp; una activista de derechos civiles que firma sus vídeos como la "abuela TikTok".
No es fácil valorar el impacto real de esa campaña viral en la asistencia al mitin de Trump, pero la broma pone en el foco a un renovado activismo político. ¿Son estos los nuevos guerreros digitales? Expertos en estrategias para hacer un tema viral, en campañas para agotar en minutos las entradas a un concierto o apoyar a sus ídolos, constantemente conectados online, trasladan ahora sus herramientas al activismo político.
Los "fanáticos" han convertido el K-pop en el género musical más tuiteado del mundo. Según la red social Twitter, los Kpopers publicaron el año pasado una cifra récord de 6.1 mil millones de tuits. "Somos muy afortunados de que los Ejércitos se apoyen mutuamente, a pesar de estar a menudo a miles de kilómetros de distancia", decía a la Agencia France Press una fan del grupo surcoreano BTS.
"Los ejércitos digitales del K-Pop se sienten empoderados", ha afirmado The New York Times. Se distribuyen por distintas partes del mundo, pero sus batallones estadounidenses conformarían -según ese periódico- un perfil completamente opuesto al que aplaude a Trump cuando se burla de que la última película ganadora de los Oscar (Parásitos. "¡Una película de Corea del Sur! Pero, ¿qué demonios fue todo eso? ¿Podemos volver a Lo que el viento se llevó el pasado febrero. Meses después, por cierto, en el contexto de las protestas raciales, el clásico estadounidense fue vetado por HBO MAX. Tras las críticas al filme -rodado en 1939- por perpetuar estereotipos racistas y la posterior polémica por su retirada, la plataforma lo ha recuperado dos semanas después.