La OTAN cifra en unos 15.000 los soldados rusos que han perdido la vida o han resultado heridos desde que empezó la guerra. En el lado ucraniano no hay cifras oficiales pero las últimas reconocidas podrían situar los muertos en 5.000 militares. Mientras avanzan las negociaciones de paz, muchos de los heridos ucranianos se recuperan en hospitales, desde donde narran el horror que se vive en el frente.
En un hospital de Zaporiyia podemos ver fragmentos de metralla extraídos en las últimas operaciones realizadas. Entre ellos, una pequeña bala que estaba alojada en el cuello de un herido. Tras localizarlos mediante radiografías, los sacan utilizando potentes imanes.
Los supervivientes comparten aquí sus duras experiencias en el campo de batalla y descargan su rabia contra los invasores rusos. Kirylo, un soldado ucraniano herido, asegura que "cuando los apresamos lloran y dicen: no sabíamos, no queríamos, nos obligaron. Pero luego ves los vídeos que graban y comentan: los vamos a matar".
En la localidad ucraniana de Bucha, Yura muestra las secuelas físicas que le dejó su encuentro con un soldado ruso. Las psicológicas, por desgracia, no van a curarse en la vida.
El adolescente vio cómo el militar asesinaba a su padre delante de él. "Teníamos los brazos levantados y le disparó directo al corazón, dos balas", explica.
Un proyectil hirió al joven en el brazo y otro que iba destinado a su cabeza se quedó, milagrosamente, en la capucha de su sudadera.