La ciudad China de Wuhan, considerada el epicentro del coronavirus y punto desde el cual el SARS-CoV-2 se abrió paso hasta convertirse en una pandemia que deja hoy más de 11,3 millones de contagios y más de 532.000 muertos tras alcanzar a 216 países, según cifras de la OMS, vuelve a la alerta máxima, pero esta vez por inundaciones.
Sin tregua para los ciudadanos, que hoy luchan –todavía entre medidas de prevención– por cicatrizar el drama dejado por la COVID-19 en una localidad que en el peor momento de la epidemia pareció convertirse en una ciudad fantasma, con barrios tapiados, edificios enteros clausurados, calles y carreteras desiertas, dejando una imagen que advertía al mundo de lo que estaba por venir, ahora es una inclemencia meteorológica lo que les golpea.
Concretamente, más de 400 millones de personas sufren ya las peores inundaciones en 70 años, y seguirá lloviendo con fuerza al menos dos días más.
Con calles convertidas en enormes ríos de agua que arrastra todo a su paso, inundando viviendas y establecimientos, rompiendo muros, paredes y carreteras, el gran temor de las autoridades es que la denominada presa de las Tres Gargantas pueda colapsar. Wuhan vuelve a la alerta máxima.