Qué le importa más al presidente de Rusia, Vladimir Putin, el dinero o el poder. Aunque el exespía del KGB llegara a todopoderoso gracias a los oligarcas rusos, a los que permitió hacerse ricos si se hacía rico él también, hoy –sobre todo teniendo en cuenta la guerra de Ucrania- parece Putin se decanta por lo segundo. En cualquier caso, el dinero que tiene el presidente ruso siempre ha sido un misterio. Según los expertos, no hay nada a su nombre.

Dicen que el conocido como ‘Palacio de Putin’ es evidentemente suyo. Es una mansión de casi 200.000 metros cuadrados sobre una colina con vistas al Mar Negro. Según la Fundación del opositor ruso encarcelado, Alexei Navalny, tiene anfiteatro, pista de hockey subterránea, puerto privado… además de una zona de exclusión aérea y marítima.

Aunque Putin solo ha declarado tener un apartamento de 800 metros, algunos expertos en corrupción rusa señalan que sus propiedades van mucho más allá y que todas suelen estar a nombres de su círculo personal más cercano y cada vez más pequeño.

Nate Sibley, un experto en corrupción rusa que asesora a miembros del Congreso, ha explicado a la CNN que no cree que el presidente ruso vuelva a poner un pie en ese palacio, construido con dinero de los oligarcas rusos, a los que permitió hacer fortuna en una economía corrompida siempre que compartieran con él. El ‘Palacio de Putin’ representa una era pasada para el inquilino del Kremiln, que ahora parece apoyarse más en leales al gobierno y militares que comparten con Putin su visión nacionalista extrema de Rusia.

Putin amasó una fortuna gracias a los oligarcas rusos al principio de su carrera política. Ahora, más bien, los tiene cogido por el cuello. Un ejemplo, según los expertos, es lo que hizo con Mikhail Khodorkovsky hace años.

Este hombre tenía una fortuna de 15.000 millones cuando fue sacado de su jet privado y juzgado por evasión de impuestos y fraude después de criticar la corrupción del Gobierno ruso. Condenado a prisión, Vladimir Putin lo indultó en 2013 y ahora vive en el exilio. Para los analistas esto no fue más que un aviso para el resto de oligarcas.

Aunque el suelo de Vladimir Putin es de 140.000 euros al año, es sospechoso de ser una de las personas más ricas del planeta. Además, del Palacio con vistas al Mar Negro, tendría un yate de 100 millones de euros, un apartamento de lujo en Mónaco, una participación mayoritaria en una estación de esquí, otros inmuebles de lujo en San Petersburgo, según informaron The Washington Post y The Guardian.

El apartamento de Mónaco, los de San Petersburgo, la propiedad de la estación de esquí y un barco estarían a nombre de una sociedad, Brockville Development Ltd., una empresa registrada en las Islas Vírgenes Británicas, cuya propietaria es Svetlana Krivonogikh, una antigua empleada de mantenimiento de tiendas de San Petersburgo que supuestamente tuvo una relación con Putin hace dos décadas y con quien tuvo una hija. Hija, con miles de seguidores en un Instagram que ha cerrado, y que según informa CNN ha llegado a reconocer a algunos periodistas que tiene mucho parecido con su padre.

Una red de empresas fantasmas, bancos en paraísos fiscales y transacciones ocultas encubre la riqueza de Vladimir Putin. Sin embargo, una serie de filtraciones en los últimos años como los llamados "Panama Papers" y "Pandora Papers", han relvado algunos de estos secretos.

No solo Svetlana Krivonogikh ha visto crecer su dinero, un violonchelista profesional, que es el padrino de una de sus hijas, han amasado en secreto enormes fortunas fuera de Rusia durante su tiempo en el poder, según informa CNN.

Aunque el Kremlin lo ha negado siempre todo y no se ha podido probar que estas propiedades sean de Vladimir Putin, solo siendo verdad podría el presidente ruso no necesitar a esos oligarcas que dejó crecer.