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La tormenta política por el sacrificio de millones de visones en Dinamarca infectados por una mutación del coronavirus crece cada día más con nuevas informaciones que casi rozan el esperpento. La premura con la que han actuado las autoridades danesas ha provocado un efecto inesperado conocido como los "visones zombis. Muchos de estos ejemplares fueron sacrificados y enterrados con tal rapidez y ligereza que ahora muchas de estas fosas comunes excavadas casi a ras de suelo y sin apenas tierra encima están reventando por el efecto de los gases de la descomposición liberando a la luz del día los cuerpos destrozados de estos animales.
Es una imagen dantesca en un país que presume de un gran repeso hacia todos los animales. En Dinamarca hay casi 1.000 granjas destinadas a la explotación comercial de los visones de las que más de 200 están localizadas en la región septentrional de la Península de Jutlandia.
El descubrimiento a principios de este mes de noviembre de la presencia de una mutación del coronavirus que puede transmitirse a humanos e influir negativamente en el desarrollo de una vacuna contra la enfermedad llevó a las autoridades locales de sacrificar a los más de 13 millones de visiones que se crían en país.
La controversia sobre el sacrificio de los visones le ha costado el cargo al ministro danés de Agricultura, Mogens Jensen, tras conocerse que el Ejecutivo que preside la primera ministra, Mette Frederiksen, no tenía cobertura legal para ordenar el sacrificio de todos los visones, sino solo en las granjas donde se había detectado contagio o estaban en un radio de 7,8 kilómetros de las instalaciones infectadas.
Para algunas fuentes locales citadas por el Daily Mail, este nuevo episodio de los 'visones zombis' puede deberse al método seguido en alguna granjas para sacrificar a los animales.
Según han relatado algunos responsables de estos sacrificios a los visiones se les introducía en caja especiales donde, posteriormente eran gaseados con dióxido de carbono. Una vez muertos, se procedía a su desinfección y los cuerpos se apilaban en contenedores para su traslado a unas instalaciones especiales en las que eran procesados para su posterior enterramiento.
La preocupación ciudadana en Dinamarca es cada vez más alta, especialmente en la región de Holstebro, al oeste de Jutlandia. En esta zona, la Policía ha confirmado que "en relación con la descomposición, se pueden formar algunos gases, lo que hace que se expanda y, en el peor de los casos, se levanten del suelo".
En algunas zonas del país se han habilitado grandes fosas de un kilómetro de largo en los que los que se arrojan los cuerpos de los visones para posteriormente cubrirlos con cal y tierra.
Los expertos atribuyen este proceso a las características del suelo de Jutlandia, "muy arenoso" por lo que los responsables de este proceso están intentando añadir más tierra sobre las fosas en las que han sido enterrados los cuerpos de los visones, según relata Politiken.
Este medio danés también informa de la preocupación de los habitantes de las proximidades del lago Boutrup tras detectarse infiltraciones contaminantes de fósforo y nitrógeno procedente de las fosas habilitadas en las inmediaciones, lo que está obligando a las autoridades locales a desenterrar los cuerpos de los animales sacrificados.