En su visita a Reino Unido, Donald Trump ha compartido risas con la reina Isabel; con el príncipe Carlos; con el deán en la abadía de Westminster… Pero lo cierto es que muy poca gracia ha hecho el presidente estadounidense con sus comentarios justo antes de pisar suelo británico.
Al alcalde de Londres, Sadiq Khan, lo ha llamado "perdedor que está haciendo un trabajo horrible", si bien antes de eso era el propio Khan el que había comparado a Trump con el fascismo del siglo XX, incluyendo en su mismo grupo al húngaro Viktor Orban, el italiano Matteo Salvini, la francesa Marine Le Pen y el británico Nigel Farage.
Cruce de declaraciones aparte, y consciente de que el Partido Conservador elige sucesor de Theresa May en las próximas semanas, el presidente estadounidense ha tomado partido por Boris Johnson, de quien dice que sería un líder "excelente". Y no solo eso. También ha pedido que el populista Nigel Farage negocie el Brexit con la Unión Europea. Y si no hay un buen acuerdo, recomienda irse por las bravas y sin pagar…
Todo eso ha hecho Donald Trump antes de que Reino Unido le saque la alfombra roja y exhiba pompa y circunstancia. Durante la visita de Estado, que se prolongará hasta el miércoles, el mandatario americano se ha hecho acompañar de cuatro de sus cinco hijos, como si quisiera presumir él también de dinastía frente a los Windsor.