Las violaciones de mujeres a manos de soldados de Rusia son una constante en la guerra de Ucrania. Tras conocer la agresión sexual a una adolescente de 16 años embarazada y a su abuela en Jersón, una mujer cuenta cómo dos soldados rusos la violaron durante horas porque su marido se había unido a la tropas de su país.
Las organizaciones de derechos humanos aseguran que tienen indicios del uso de la violación como “arma de guerra” en Ucrania. Es lo que denuncia, Elena –nombre ficticio- que cuenta que tras ser violada durante horas por dos militares de Rusia ya “no tiene ganas de vivir”. Dice que la eligieron a ella porque su marido se había sumado al ejército ucraniano. Llevaba dos años luchando contra los separatistas prorrusos en el Donbás.
El día que estalló la guerra, Elena mandó a sus cuatro hijos a Vinnytsia, en el centro de Ucrania, mientras su marido fue enviado al frente a luchar contra los rusos. Se quedó sola.
Días después de comenzar la guerra de Ucrania “estaba en un almacén y mientras hacía la fila, entraron militares rusos y empezaron a discutir con los clientes”, narra Elena en declaraciones recogidas por Infobae.
“No entendía de qué hablaban, pero me di cuenta que uno de los vecinos me señalaba con el dedo diciendo ‘es una banderovka’”, en referencia a los nostálgicos del dirigente ultranacionalista ucraniano Stepan Bandera, que colaboró con la Alemania nazi contra la Unión Soviética. “Es por gente como ella por lo que estalló esta guerra. Es la mujer de un militar’”, dijo el hombre que la señaló, según Elena.
“Vi que me observaban, salí rápidamente de la tienda. Apenas llegué a casa cuando los dos soldados rusos entraron por la puerta detrás de mí. No tuve tiempo de tomar el teléfono para pedir ayuda ni de hacer nada”, afirma.
“Sin una palabra me empujaron sobre la cama, me colocaron una ametralladora encima y me desvistieron. Casi no hablaban, además de tratarme a veces de ‘banderovka’ o decirse entre ellos ‘es tu turno’. Luego, hacia las cuatro, partieron porque era su turno de guardia”, explica Elena desde Zaporiyia, donde espera un autobús para poder reencontrarse con sus hijos.
Elena no ha podido hablar con nadie de lo sucedido, ni con un médico, psicólogo, ni si quiera con su marido. Es matrona y se hizo las curas ella misma. “Me doy asco. No tengo más ganas de vivir”, sentencia.
La ONG La Strada informa de que ha recibido denuncias de siete violaciones de menores y mujeres por parte de las tropas de Rusia. Sin embargo, creen que las cifras son muchos mayores.
Una adolescente embarazada de 16 años y su abuela fueron violadas por tropas rusas en una aldea de Jersón, según han informado fuentes militares de Ucrania.
Hace unos días, Natalya explicó que lla violaron durante horas entre dos hombres mientras su hijo lloraba en la habitación de al lado, tras matar a su marido.
Después de horas de violación, los dos militares que agredieron sexualmente a esta mujer estaban tan borrachos que se quedaron dormidos. Ella aprovechó para huir con su hijo de cuatro años.
Elena, desde su dolor, habla de venganza. “Estoy segura de que Ucrania recuperará esos territorios en manos de soldados rusos y que los nuestros se vengarán” y “señalaré con el dedo a esos habitantes que me señalaron. Se los mostraré con el dedo a mi marido”.