Alemania ha celebrado vigilias en todo el país tras el ataque racista y xenófobo en Hanau, que ha dejado once muertos. El autor de la masacre era un neonazi, que no mantenía vínculos con ningún grupo radical. Antes de matar a su madre y quitarse la vida dejó escrito un manifiesto supremacista.
Con las manos unidas rodeando la Puerta de Brandemburgo cientos de personas se concentraron anoche en Berlín para mostrar su rechazo al atentado ultraderechista. Esta es una de las muchas vigilias celebradas en todo el país.
En Hanau, la ciudad donde tuvo lugar la matanza, el presidente alemán ha lanzado un mensaje de unidad frente al odio, en sintonía con la canciller Angela Merkel, que ha dicho que “el racismo es un veneno que está en la sociedad”.
Mientras la Fiscalía alemana investiga qué ha podido fallar para no detectar antes al autor del atentado xenófobo.
No estaba fichado por los servicios secretos porque no tenía contactos con grupos neonazis. El autor confeso se llamaba Tobías Rathjen, de 43 años. Era un lobo solitario de extrema derecha, según las autoridades.
Después matar a nueve personas en dos bares frecuentados por musulmanes, se quitó la vida en su casa, tras asesinar a su madre.
Antes dejó un vídeo y con un manifiesto de 24 páginas. Rathjen mezcla sus locuras conspirativas con ideas racistas. Habla de bases militares en Estados Unidos, donde se tortura a niños y rinden culto al diablo o que hay agentes secretos que le leen la mente.
El autor atentado ultraderechista llamaba a exterminar pueblos en África porque “hay datos científicos de que hay razas superiores a otras”. En estas declaraciones confiesa que nunca mantuvo una relación con una mujer.