Verónica y su familia son refugiados de la guerra de Ucrania que ahora viven en el País Vasco. Cuando ven las imágenes de la masacre de Bucha la madre de Verónica no puede evitar llorar. Verónica, en cambio, explica que cuando has vivido, como ella, ese horror en primera persona verlo a través de la pantalla no emociona.
Verónica dice que ya no puede llorar cuando ve en la distancia el horror de la guerra en su país. “Me afecta cuando me llaman y me dicen que el marido de la amiga o el vecino está muerto”, explica.
Esta mujer refugiada ucraniana cuenta que entrevista tenía una vida perfecta con un trabajo, un marido y su hogar. Era profesora de inglés que sabe castellano porque quería ser traductora. “En pleno siglo XXI no creía que pudiera haber una guerra”, señala.
Verónica no puede llorar pero si lo hace su madre mientras ve las imágenes de la masacre de Bucha. Verónica traduce las palabras en ucraniano de su madre: “Ver los cuerpos es más duro que ver las casas destrozadas. Se pregunta si alguno será conocido”.
El marido de Verónica se ha quedado en Ucrania, como muchos otros hombres, lucha en la guerra contra Rusia. Durante la entrevista la llama por teléfono. Nos cuenta que él le ha dicho que se encuentra bien y para ella eso es suficiente.
Verónica explica que cuando aún estaba en Ucrania intentó dar a conocer las atrocidades que estaba cometiendo el Ejército de Rusia contra los civiles. Lo que estamos viendo que han hecho en Bucha no es nuevo, explica. “A los rusos no les importa matar civiles, cuando lo dijimos desde allí nadie nos oía”.
En Bucha se han encontrado unos 400 cadáveres de civiles abandonados en las calles. El mundo acusa a Rusia de cometer crímenes de guerra y Occidente impone nuevas sanciones, incluso a la familia de Vladimir Putin.
Las tropas de Rusia, desplazadas a la región del Donbás, donde se espera una ofensiva inminente, están haciendo lo mismo que en Bucha con la población civil, según las autoridades locales. Secuestran, torturan y asesinan a civiles desarmados. Solo que ahora, cuenta el Gobierno de Kiev, llevan crematorios portátiles para no dejar huella de sus atrocidades.