La ciudad italiana de Venecia ha decidido dar un paso más en la lucha contra la saturación turística y a partir del verano del próximo año cobrará una entrada a sus visitantes, según recoge el medio italiano La Repubblica, que asegura que el precio variará en función del día y la cantidad de personas prevista.
La previsión de las autoridades es que se coloquen unos tornos en los principales puntos de acceso al centro histórico, similares a los que se colocaron para controlar las entradas al centro de la ciudad en 2018.
La adopción de esta medida, que se había aplazado dos veces, ha sido finalmente aprobada tras la invasión de turistas en las últimas semanas. La ciudad de los canales recibe cada año 25 millones de turistas, de los cuales cerca de 14 millones van a pasar el día, pero no pernoctan.
En septiembre de este año se comenzará a ensayar el sistema de pago en zonas determinadas de la ciudad, pero no será hasta el próximo 1 de junio cuando entren finalmente en vigor los torniquetes en función de las pruebas realizadas por el Ayuntamiento italiano.
La denominada "gestión activa de flujos turísticos" estará basada fundamentalmente en el acceso a través de estos torniquetes electrónicos.
Se podrá realizar una reserva a través de una aplicación que permitirá pagar la tarifa de acceso a la ciudad. Los venecianos estarán exentos del pago, aunque se les pedirá que reserven su visita.
La entrada a Venecia puede costar desde tres euros hasta 10 euros (de 3,5 a 11,7 dólares), según el diario La Stampa. El precio dependerá de la temporada y de la cantidad de turistas que esperen llegar ese día.
La medida, muy polémica, es considerada por muchos "una medida inconstitucional y contraria a la legislación europea", como asegura el concejal Marco Gasparinetti, para quien algo así "se podría hacer para un área limitada, como la plaza de San Marcos, pero no para una ciudad entera". "Es una medida para hacer dinero", lamentó.