El 4 de julio un terremoto de magnitud 6.4 grados en la escala Richter sacudió el sur del estado norteamericano de California sembrando el pánico en los ciudadanos. Tan solo dos días después, un seismo aún mayor, de 7,1 grados, volvió a conmocionar a la población, que vio como esos momentos de tensión se repetían.
Otro caso reciente se dio en 2010, con un terremoto de magnitud 6.0 en el territorio de Napa, al sur de California, según informa Infobae.
Los expertos advierten de que el área en la que se encuentran es una zona sísmica, que comparte el territorio con la falla de San Andrés, que con 1.300 kilómetros aproximadamente, marca el limite entre la placa del Pacífico y la placa de Norteamérica, sobre los estados de California, en Estados Unidos, y en Baja California, en México.
La mayor preocupación de esta falla se encuentra en el extremo sur, que es donde los registros de actividad sísmica están presentes cada 150 años. Sin embargo, han pasado 300 años sin que haya habido un movimiento de gran intensidad, por lo que esta acumulación de energía puede ser realmente devastadora.
Este fenómeno se califica en EEUU como 'Big One', y denominan con él al hipotético terremoto que afectaría a lo largo de la falla de San Andrés a ciudades como Los Ángeles, Palm Springs y San Francisco, y cuya magnitud sería superior a 7,5 grados.
Otro de los grandes temores de los expertos es que este desplazamiento de las placas pueda provocar una separación entre los territorios de alta y baja California, aunque mantienen la calma, ya que en caso de que sucediera, sería dentro de mucho tiempo, decenas de millones de años para que este territorio lograra desprenderse.