La guerra de Ucrania vive momentos de extrema tensión. Una tensión que Rusia avivaba con la presentación de un nuevo misil intercontinental, con capacidad de llegar hasta Estados Unidos. Vladimir Putin saca pecho: “Este misil hará que los enemigos de Rusia se lo piensen dos veces". Mientras tanto, Kiev pide negociar con un objetivo inmediato: evacuar a las personas atrapadas en la acería de Mariúpol.
Rusia acaba de poner sobre mesa un nuevo acuerdo, del no se conocen detalles. Para el Kremlin ahora la pelota está sobre el tejado de Ucrania. Sin embargo, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dice que a él no le ha llegado nada.
Desde Kiev también piden negociar pero con un objetivo inmediato salvar a los últimos de Mariúpol: son tropas ucranianas resisten en la planta de Azovtal ante un ejército diez veces superior.
Junto a los soldados que resisten en Mariúpol hay 1.000 civiles en la acería. Algunos pudieron salir ayer infierno. Sin embargo, el corredor humanitario no resultó como esperaban. La idea era evacuar a unas 6.000 personas de la ciudad pero la presión rusa complicó la llegada de autobuses. Hoy mismo fuentes de Rusia aseguran que han tomado la ciudad portuaria al completo, salvo la planta metalúrgica que resiste.
La situación en la ciudad es catastrófica, según el Gobierno ucraniano, que espera la llegada de nuevo armamento de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá.
Una ayuda que desde Rusia critican duramente. Armar a Ucrania, es alargar el conflicto, que durará, dicen, hasta que no quede ni un hombre en pie.