Los cañones rusos asoman ya por casi todas las calles de Mariúpol. Están muy cerca de conquistar una ciudad en ruinas en la que el 95 por ciento de los edificios tienen un tétrico aspecto. Aún sobreviven unas 100 000 personas atrapadas por las bombas durante más de 50 días. Pagan un alto precio por vivir cerca de un puerto estratégico para Putin. Conquistarlo será su gran victoria tras semanas de enormes reveses.
Entre los supervivientes hay muchos niños. Hay quienes buscan zapatos porque lo han perdido absolutamente todo. Ante tanta escasez y miseria, conmueve comprobar que no faltan flores frescas en las tumbas cavadas en los jardines y encontrar a los vecinos sentados en un banco, donde aguardan la inminente caída de la ciudad.
Ucrania, por su parte, asegura que Rusia es incapaz de tomar el control por completo de Mariúpol, un día después de que Moscú afirmara haber liberado gran parte de la ciudad, incluido su principal puerto, hasta entonces manos del escuadrón paramilitar neonazi Batallón Azov.
"La unión de dos formaciones militares en Mariúpol ha sido una operación táctica brillante", ha celebrado este viernes en una rueda informativa el portavoz del Ministerio de Defensa de Ucrania, Alexander Motuzianik.
"La situación en Mariúpol es complicada, la lucha continúa. El Ejército ruso está constantemente reclutando nuevas unidades para asaltar la ciudad, pero no han podido lograrlo todavía", ha subrayado.
Motuzianik ha detallado que las combates más activos se están registrando en las inmediaciones de la planta metalúrgica de Ilich --la segunda más grande todo Ucrania-- y en la zona portuaria de Mariúpol, supuestamente "liberada" un día antes por las tropas rusas, que han estado asediando durante semanas la ciudad.
"Las Fuerzas Armadas harán todo lo posible para romper el asedio de Mariúpol", ha prometido el portavoz de Defensa ucraniano, informa la agencia Ukrinform.
Mariúpol se ha convertido en escenario fundamental para el devenir no solo de la guerra, sino también para el de las futuras negociaciones de paz, en lo que respecta a los intereses geoestratégicos y comerciales de ambos países. Rusia pretendiendo cerrar la salida al mar de Ucrania y unir la región de Donbás con la península de Crimea, ambas bajo el paraguas de Moscú.
Mientras, los cadáveres de civiles se acumulan en la morgue de un hospital de Severondonesk. El frente de batalla está cerca, a tan solo 12 kilómetros y los voluntarios reparten ayuda con el continuo sonido de las bombas de fondo. Y en Luganks los cementerios ya están llenos cuando aún no ha llegado la ofensiva definitiva sobre el Dombás.