La presidenta de Taiwán, Tsai Ing Wen, ha proclamado este sábado su victoria en las elecciones presidenciales con la promesa de que no cederá a las amenazas de China en su intento de reclamar el territorio.
"Paz, paridad, democracia y diálogo serán los cuatro pilares de las relaciones bilaterales", ha declarado Tsai después de que su máximo rival y candidato del Partido Nacionalista Chino, Han Kuo Yu, reconociera su derrota.
"Pekín debe entender que un Taiwán democrático, con un gobierno democrático, no va a ceder ante las amenazas y la intimidación", ha añadido, antes de hacer un guiño a los manifestantes de Hong Kong quienes desde hace semanas protestan contra las autoridades y el Gobierno chino para defender la independencia judicial del territorio.
"Imagino que estarán bastante contentos", ha declarado en su discurso de victoria en la sede en Taipei de su Partido Democrático Progresista, donde ha asegurado también que en estos comicios "Taiwán ha demostrado al mundo lo mucho que sus ciudadanos aprecian un estilo de vida libre y democrático", según la cita el diario 'The Straits Times'.
Con más del 90 por ciento de los votos escrutados, los resultados de la Comisión Electoral Central conceden a la actual mandataria más del 57 por ciento o casi ocho millones de votos, en comparación con los más de cinco millones de votos de Han, el 38 por ciento. El candidato pro chino ya ha felicitado a la actual presidenta por su triunfo.
Así las cosas, Tsai está a punto de obtener un segundo y último mandato de cuatro años para el que ha prometido mantener su política de independencia al frente de un territorio que China considera propiedad histórica.
La presidenta saliente culminaría también una espectacular remontada desde las elecciones locales de 2018, en las que el PPD sufrió un duro revés debido, principalmente, a la polémica reforma de las pensiones impulsada por el Gobierno de Tsai y a su apoyo expreso al matrimonio homosexual.
El vuelco en las proyecciones electorales lo propició, paradójicamente, China. El presidente chino, Xi Jinping, inauguró el año con un discurso en el que verbalizó la intención del gigante asiático de imponer el principio de 'un país, dos sistemas' a Taiwán.
Taiwán tiene un gobierno propio desde 1949, cuando el Kuomintang y sus seguidores, liderados por el general Chiang Kai Shek, llegaron a la isla tras ser derrotados por el Partido Comunista de China (PCCh) de Mao Tse Tung en la guerra civil.
Desde entonces ha luchado por ser reconocido como un Estado independiente, algo que consiguió brevemente hasta que en 1979 la Administración de Jimmy Carter cambió su reconocimiento de Taipei a Pekín arrastrando con ello a otros países.