La carrera presidencial en Estados Unidos entra en su fase final con un Donal Trump que sigue insistiendo en su inmunidad frente al coronavirus. En un mitin en Pensilvania, el candidato republicano aseguraba que no puede quedarse en casa porque es el presidente de Estados Unidos. El magnate neoyorquino ha vuelto a protagonizar un acto sin distancia social y donde no todos llevaban mascarillas.
Trump da ya los mítines a los pies del avión presidencial listo para dar el siguiente salto en una campaña en la que Joe Biden, el candidato demócrata le lleva ventaja según las encuestas. Por eso es tan importante arañar votos en aquellos estados decisivos para garantizarse la reelección y Pensilvania es uno de ellos.
Se trata de un un gigantesco estado (más grande que Portugal) del que dependen 12 votos electorales decisivos.
El corazón de Pensilvania vive en una realidad propia que comparte con otras zonas rurales: las emisoras las ocupan predicadores evangelistas, el aborto y los hidrocarburos son los únicos temas que ameritan una discusión política y el gobierno federal gasta dinero en anuncios de carretera con el eslogan “los zombis no planean con antelación, tú sí puedes”, en lugar de educar sobre la contención de la pandemia de coronavirus.
No obstante, en algunos pueblos escondidos entre interminables extensiones de bosques enrojecidos por el cambio de la hoja en otoño, han comenzado a aparecer carteles en apoyo a Biden y la batalla de la ideas se ha trasladado a las medianas de las carreteras.