No es la primera vez que se presentan acusaciones de abusos de Trump contra mujeres, generalmente en periodo electoral, algo típico de las elecciones americanas. Ahora lo ha hecho la exmodelo Amy Dorris denunciando un caso ocurrido en 1997. La defensa de Trump no le da credibilidad alguna. No parece que al presidente le vaya a afectar mucho de cara a las elecciones.
Solo hay que recordar las frases más machistas del presidente. "Cuando eres una estrella, las mujeres te dejan hacerles cualquier cosa. Agarrarlas por el coño. Lo que sea". O esa otra, contra Hillary: "Qué mujer tan asquerosa". "Si Hillary no puede satisfacer a su esposo, ¿cómo pretende satisfacer a Estados Unidos?”. O esta otra, “Ya sabes, da igual lo que los medios escriban mientras tengas junto a ti un trasero joven y bonito". O este otro exceso. "Llevar burka es más fácil para las mujeres. Lo quieren. Por qué iban a llevarlo si no. El hecho es que es más fácil. No tienes que llevar maquillaje. Mira qué bonito parece todo el mundo. ¿No sería así más sencillo?". Así que los votantes ya saben quién es Trump, y no precisamente feminista.
La exmodelo Amy Dorris ha denunciado públicamente que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la agredió sexualmente en 1997, durante un encuentro que ambos mantuvieron coincidiendo con el US Open de tenis, una acusación que los abogados del magnate ya han negado, vinculándola incluso con las inminentes elecciones presidenciales.
Dorris, que por aquel entonces tenía 24 años y ahora vive en Florida, ha contado al diario británico 'The Guardian' los detalles de un supuesto encuentro tras el que se sintió "enferma" y "violada". Habría ocurrido en los baños de una sala VIP de la pista de tenis, en septiembre de 1997.
"Empujó su lengua hacia mi garganta y le quité. Ahí es cuando me agarra más fuerte y comienza a manosearme el culo, los pechos, la espalda, todo", cuenta Dorris, alegando que "no podía salir" y que terminó por empujar la lengua de Trump con los dientes. "Creo que pude hacerle daño", añade.
"Me sentí violada, obviamente, pero todavía lo estaba procesando y solo quería volver y hablar con todos, pasármelo bien porque, no sé, me sentí presionada a hacerlo así", afirma. Durante esos días, coincidió varias veces más con Trump, amigo de su entonces pareja, Jason Binn.
La exmodelo ha proporcionado pruebas de su visita al torneo y de su encuentro con Trump, entonces casado con su segunda mujer, Marla Maples. También han corroborado la versión personas de su entorno a las que le contó el encuentro poco después de que tuviese lugar, incluido un psicólogo.
Binn no se ha pronunciado, aunque los abogados de Trump han asegurado a 'The Guardian' que no recuerda que Dorris le relatase un episodio como el que ahora cuenta su ex novia. Dorris no recuerda si le contó todos los detalles, pero sí que le instó a pedir a Trump que la dejase. Los abogados del magnate han alegado que la versión de la supuesta víctima no se tiene en pie y aseguran que, de haber ocurrido el abuso, habría más testigos. Asimismo, han preguntado por qué Morris siguió quedando con Trump y por qué no presentó una denuncia ante las autoridades.
Dorris alega que se sintió "abrumada" y que no procesó lo que le había ocurrido hasta después. "Las personas pasan años junto a otras que han abusado de ellas, eso es lo que ocurre cuando te pasa algo traumático te congelas", afirma la exmodelo, que tiene 48 años y dos hijas de casi 13 años.
Dice que se planteó dar un paso al frente en 2016, cuando varias mujeres salieron públicamente a relatar historias similares contra Trump, pero desistió por el temor al daño que pudiese provocar en su familia. Ahora, afirma que quiere darles una lección a sus hijas: "Que nadie te haga nada que tú no quieras".