‘Luchando contra monstruos que escupen fuego’. Así es como describen el infierno al que se enfrentan los argelinos que luchan contra las llamas desatadas por los incendios que asolan al país.
Acuciado por el viento, el fuego les ha obligado a recular, dejando un auténtico caos a su paso y un dramático balance de víctimas mortales: en total, 69 argelinos fallecidos por culpa de las llamas. 28 de ellos eran militares; jóvenes soldados que se habían entregado a la causa de intentar controlar las llamas.
“Mis hermanos acaban de morir”, contaba, preso del desconsuelo, uno de esos soldados, compañero de los fallecidos, mientras imploraba la ayuda de Dios.
Muchos jóvenes argelinos se habían unido como voluntarios a las tareas de extinción de un fuego que deja ruina y devastación.
Según el Gobierno argelino, además, este desastre, trágico y dramático, habría sido además intencionado, porque dicen tener pruebas científicas de que los fuegos han sido provocados.
A todo ello, además, se suman las pérdidas materiales, aún incontables en un escenario de auténtica asfixia. Sumidos también en una ola de calor nefasta para los incendios, el país vive temperaturas que marcan los 44 grados.
La situación, que sume al país en el luto, se produce en plena ola de incendios en la costa Mediterránea: mientras la localidad italiana de Siracusa, en la isla de Sicilia, ha marcado el récord de temperatura más alta registrada en la historia de Europa, con 48,8 grados centígrados, el calor extremo, convertido en el mejor combustible para los incendios, ha beneficiado a las llamas que también arrasan Grecia o Turquía, que durante días sigue luchando por sofocar los fuegos.