El estado de Texas (EEUU) ha ejecutado esta semana a Carl Buntion. A sus 78 años, era el preso más anciano del corredor de la muerte en dicho estado. Estaba condenado por el asesinato en 1990 de un policía en Houston.
Buntion recibió la inyección letal menos de una semana antes del momento en el que está prevista la ejecución de Melissa Lucio, la primera latina condenada a muerte en Texas, quien insiste en su inocencia.
La de Buntion ha sido la primera ejecución de este año en Texas y se ha producido poco después de que el Tribunal Supremo estadounidense rechazara un último intento de sus abogados de detenerla, informó el diario local The Texas Tribune.
Antes de su ejecución en la prisión de Huntsville, el preso se dirigió a los familiares del agente al que confesó haber asesinado hace 32 años durante una parada de tráfico, James Irby. "Quiero que la familia Irby sepa una cosa: Sí me arrepiento de lo que hice. Rezo a Dios para que (la familia) consiga consuelo por el hecho de que yo matara a su padre, al esposo de la señora Irby", dijo Buntion.
"A todos mis amigos que me apoyaron todos estos años, no les voy a decir adiós, sino hasta luego. Estoy listo para irme", añadió.
Buntion fue condenado a muerte en 1991, pero su ejecución se retrasó durante décadas debido a largas batallas legales sobre si los jurados como el que le había examinado debían tener en cuenta elementos como la enfermedad mental o la terrible infancia del acusado.
Y es que su padre le rompió los huesos, quebró los dientes de su madre, mató a un hombre delante de su hermano y dejó a la familia sin casa tras perder la vivienda en una apuesta. Además, su gemelo murió por disparos de la Policía.
Los abogados de Buntion alegaron este mes sin éxito que la edad del preso y sus décadas de buen comportamiento en el corredor de la muerte debían librarle de la pena de muerte.
"Después de vivir bajo sentencia de muerte por más de tres décadas en un estado que mantiene a sus prisioneros del corredor de la muerte en aislamiento en solitario, Buntion ha sido castigado hasta un punto excesivo", escribieron sus letrados, David Dow y Jeff Newberry.
Su ejecución fue la cuarta en lo que va de año en Estados Unidos, después de dos registradas en Oklahoma y otra en Alabama; y se produjo en un momento de fuerte expectación por los planes de Texas de administrar este próximo miércoles la inyección letal a Melissa Lucio en el mismo centro penitenciario.
Lucio, de 53 años, se convirtió en 2008 en la primera latina condenada a muerte en Texas tras un juicio en el que la Fiscalía arguyó que la acusada mató a su hija de una paliza, mientras que ella alegaba que la pequeña, que tenía malformaciones en las piernas, se cayó por la larga y vieja escalinata de su casa en un momento de descuido.
En la última década, la opinión pública de Estados Unidos le ha dado la espalda a la pena de muerte, las condenas han caído en picado y también lo han hecho las ejecuciones: de 98 en 1999 a solo 11 en 2021, limitadas a un puñado de estados sureños.
Veintitrés de los 50 estados han abolido ya la pena de muerte en su territorio, mientras que otros tres tienen una moratoria activa y diez más llevan más de una década sin llevar a cabo una ejecución, según el independiente Centro de Información sobre la Pena de Muerte (DPIC).