Europa no encuentra respiro. Tras el asedio de la variante ómicron y la marea de contagios que ha puesto en jaque a múltiples países, ahora, cuando por fin parece que los casos empiezan a descender en diversas regiones, surge una nueva y gran preocupación: la amenaza de un conflicto bélico en la frontera de Rusia con Ucrania.
La tensión ante la posible invasión del país liderado por Volodímir Zelenski por parte de las fuerzas del Kremlin es enorme, y todo intento por frenar el estruendo de lo que son ya tambores de guerra parece resultar en vano. Al contrario, a medida que pasan los días esa tensión no hace sino aumentar.
Imágenes satelitales de la zona no auguran nada bueno y muestran fielmente el gran despliegue de los de Vladimir Putin, que ha concentrado más de 100.000 tropas en la región, exhibiendo nuevamente su fuerza en la frontera ucraniana y lanzando un aviso y un mensaje claro.
Mientras, desde Estados Unidos, el presidente Joe Biden insiste en considerar un ataque inminente por parte de Rusia. De hecho, su reciente comparecencia pretendía ser disuasoria para los de Putin y tranquilizadora para Ucrania, pero casi nadie está seguro de que haya sido ni una cosa ni la otra.
“Creo que Putin quiere poner a prueba a Occidente y a la OTAN. Sí, lo creo, pero pagará un precio muy alto por ello, y también creo que no es consciente de ello, y que lo lamentará”, ha dicho el norteamericano.
Hasta ahí ha llegado su contundencia, porque después Biden ha hablado solo de consecuencias económicas y ha divagado: reconoce que si la acción militar de Rusia es menor podría haber discusión sobre la respuesta entre los aliados.
Por su parte, desde Ucrania el presidente Volodímir Zelenski ha querido exhibir aplomo en un mensaje a la nación, aunque también con resultados dudosos. “No entremos en pánico, mantengamos la cabeza fría. Confiemos en nuestro ejército y en nuestro país. No entremos en el juego de Rusia, que quiere que perdamos los nervios", ha dicho.
Mientras tanto, sobre el terreno sigue el desfile de armamento ruso en la frontera: hoy ha sido el turno de los helicópteros de combate de último modelo.
En este escenario, con todas las alarmas activadas, Europa y la OTAN buscan una salida diplomática a la creciente tensión bélica, y por eso hoy se han mantenido reuniones en Berlín, donde el Secretario de Estado norteamericano se ha reunido con los ministros de Exteriores de Alemania, Francia y Reino Unido.
La capital alemana es la segunda parada del viaje de Antony Blinken para abordar la situación, y la reunión del diplomático estadounidense con sus homólogos en Europa ha servido para apuntalar ese frente común y para advertir después a Rusia, en rureda de prensa, de esas graves consecuencias que pueden existir si continúa con sus maniobras militares.
Este intento por solventar el conflicto por la vía diplomática culminará mañana con una reunión decisiva en Ginebra entre Blinken y el ministro de Exteriores ruso, Sergei Vladrov
En pleno conflicto, España además ha ofrecido a la OTAN el despliegue de varios cazas, al tiempo en que adelanta el envío de la fragata Blas de Lezo a la zona, que mañana partirá desde el puerto de Ferrol.
Así, de hecho, adelanta unos días su despliegue en una agrupación naval de la Alianza que la llevará a aguas del Mar Negro, el mismo destino que tienen otros dos buques cazaminas de la Armada.
Además, en lo que se refiere al apoyo aéreo, concretamente España se ha ofrecido, a petición de la OTAN, a desplegar en breve plazo cazabombarderos en Bulgaria para reforzar la vigilancia aérea frente a Rusia.
En este contexto, la ministra de Defensa, Margarita Robles, insiste en que hay que apurar la vía diplomática, mientras desde Unidas Podemos critican lo que el exlíder y exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias ha definido de “furor pro-USA”.