El líder político de los talibán, el mulá Abdul Ghani Baradar, ha anunciado el domingo que se han acelerado las gestiones para el establecimiento de un gobierno inclusivo para Afganistán y que será anunciado "pronto". Sin embargo, el sábado un grupo de mujeres y activistas afganas que volvió a salir a las calles de la capital del país, Kabul, para pedir su inclusión en el futuro gobierno y el respeto de sus derechos, vieron restringidos sus pasos. Ese mismo día, varios testigos informaron a BBC de la ejectución de una policía afgana, embarazada de 8 meses, delante de su familia. Los talibán, por su parte, niegan su implicación en el asesinato de la mujer.
Hasta tres fuentes distintas han confirmado a la BBC que el sábado los talibán golpearon y dispararon a Banu Negar, una policía afgana, en Firozkoh, capital de la provincia de Ghor. Tras irrumpir en su casa, ataron a su marido y sus hijos, que presenciaron lo ocurrido. Además, familiares de la víctima entregaron a este medio imágenes del cadáver de Banu Negar, que la mostraban desfigurada por los golpes que había recibido.
Pese a ello, el portavoz de los talibán, Zabiullah Mujaheed, ha desvinculado a los fundamentalistas de lo ocurrido. “Estábamos al tanto del incidente y puedo confirmar que nosotros no tenemos nada que ver. Estamos investigando lo ocurrido", ha dicho, insistiendo en que habrá amnistía para todos aquellos que trabajaron o colaboraron con el anterior Gobierno y otros países.
Desde que los talibán recuperasen el control del país, han prometido que las mujeres no perderán derechos, o al menos no retrocederán a la irrelevancia que tenían en 2001, durante la anterior etapa del conocido como Emirato Islámico. Sin embargo, han dejado claro que la 'sharia' o ley islámica será la línea roja que tendrán en cuenta.
A pesar de ello, son ya varios los grupos humanitarios que han constatado que los talibán no han cumplido con su palabra. De hecho tanto Stanikzai como Mujaheed han descartado en entrevistas recientes que vaya a haber ministras en el futuro gobierno talibán. "Pueden trabajar como enfermeras, en la Policía o como ayudantes en los ministerios", afirmó Muyahid en una entrevista con 'La Repubblica'.
Estas declaraciones provocaron que el sábado un grupo de mujeres y activistas afganas volviese a salir a las calles de la capital del país, Kabul, para pedir su inclusión en el futuro gobierno de los talibán y el respeto de sus derechos, después de registrarse protestas en la ciudad de Herat y en la misma Kabul por el mismo asunto.
En esta ocasión, la manifestación acabó con enfrentamientos después de que los talibán no dejaran avanzar a la comitiva de mujeres y las rociaran con gas lacrimógeno, informa la cadena de televisión afgana Tolo News.
Además, durante esta jornada los talibán impidieron el acceso de trabajadoras a las sedes de medios de comunicación en la provincia de Kunduz, según ha denunciado la Comisión para la Seguridad de los Periodistas de Afganistán y recoge la agencia de noticias Pajhwok. También vetaron a las trabajadoras de las fábricas en la provincia de Herat en el oeste del país.
La comunidad internacional, con Naciones Unidas a la cabeza, ha pedido que se respeten también los derechos de todos los sexos. La directora ejecutiva de ONU Mujeres, Pramila Patten, advirtió esta semana de que la incorporación de mujeres en la futura administración será una "prueba de fuego" para constatar el verdadero compromiso de los talibán con los derechos y las libertades.