Los burkas y los niqabs habían desaparecido de las calles de Kabul, pero desde que los talibanes llegaron al poder en Afganistán hace apenas un mes las prendas que apenas dejan al descubierto los ojos se ven cada vez con más frecuencia en ciudades y poblados. Ahora es oficial, que las estudiantes de centros escolares y universidades privadas tendrán que usar el niqab para acudir a clases, que además estarán segregadas por sexo.
Los talibanes han publicado una orden oficial en la que establecen las nuevas normas, que entran en vigor este lunes. Además de la restrictiva vestimenta para las mujeres, estipula que las universidades están obligadas a contratar profesoras para que impartan las clases a las estudiantes universitarias que además tendrán que usar entradas y salidas separadas de los hombres.
En caso de que no sea posible contratar a mujeres como profesoras, las universidades “deben intentar contratar a profesores de edad avanzada que tengan un buen historial de comportamiento”.
Las jóvenes ahora deben terminar su lección cinco minutos antes de los hombres para evitar que se reúnan y relacionen al aire libre. Luego tendrán que permanecer en aulas preparadas hasta que sus compañeros masculinos hayan abandonado el edificio, según el decreto emitido por el ministerio de Educación talibán.
El nuevo Gobierno talibán de Afganistán se han comprometido a ser más tolerante que durante los años pasados. Sus líderes han prometido autoridades más "inclusivas" que representan la complicada composición étnica de Afganistán, aunque es poco probable que las mujeres se incorporen a los rangos superiores.
Durante el anterior gobierno talibán, las niñas y las mujeres quedaban excluidas en su mayoría de la educación debido a la prohibición de que personas del mismo sexo compartiera los espacios y a la insistencia en que las mujeres tenían que estar acompañadas por un familiar hombres siempre que salieran de casa.
En las últimas semanas, sin embargo, una serie de violentos asaltos a centros escolares en los últimos días ha provocado el pánico y reavivados las alarmas sobre la censura talibán hacia los derechos fundamentales de las mujeres. Los talibanes han negado ser responsables de estos asaltos, algunos de los cuales han sido reivindicados por un grupo del Estado Islámico.