Snowden revela que los empleados de la NSA intercambiaban imágenes de desnudos
Advierte del peligro del uso de la Inteligencia Artificial por parte de los gobiernos
Snowden, actualmente escondido en Rusia, publica este martes sus memorias
El exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos Edward Snowden ha asegurado que durante su etapa en la agencia los empleados interceptaban imágenes de desnudos enviadas por las personas y las intercambiaban entre ellos como una "moneda de cambio", y ha advertido también sobre los peligros que representa el uso de la Inteligencia Artificial (IA) por parte de los gobiernos para labores de videovigilancia masiva.
Snowden publica este martes sus memorias, 'Permanent Record', un libro en el que explica cuáles fueron los motivos que le llevaron en 2013 a realizar las filtraciones sobre el servicio de Inteligencia de Estados Unidos, en el que hizo pública su capacidad de tener acceso a cualquier comunicación privada en la Red.
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Ahora, Snowden, que actualmente vive escondido en Rusia, vuelve a denunciar este hecho y en esta ocasión ha hecho énfasis en la importancia de la privacidad precisamente contando su historia personal, o lo que es lo mismo, "la zona vacía que se encuentra más allá del alcance del Estado", como recoge 'The Guardian'.
Además, ha dado más detalles sobre cómo desde la NSA hacían uso de herramientas internas como XKEYSCORE, con la que eran capaces de interceptar cualquier comunicación y que Estados Unidos utilizaba globalmente para el espionaje, con analistas que las revisaban.
Estos analistas de la NSA tenían acceso también a las fotos de desnudos que las personas compartían entre ellas, y no solo eso, sino que cuando las encontraban las intercambiaban entre ellos. "Los desnudos interceptados eran una especie de moneda de cambio informal en la oficina", como asegura Snowden en su libro y recoge Wired.
Los peligros de la nube
Snowden afirma en su publicación que sus filtraciones de 2013 son tan relevantes ahora como entonces, e incluso recalca que ahora más todavía dado que esas compañías privadas se han convertido en los nuevos gigantes de los datos.
Así, el exanalista alerta sobre los peligros que conlleva el almacenamiento en la nube, indicando que los archivos personales y los de las empresas se encuentran almacenados en un lugar propiedad de sistemas de almacenamiento cuando se guardan en la nube como Google Drive, Dropbox o Microsoft OneDrive.
Dice que "cuando escogemos almacenar nuestros datos 'online', con frecuencia estamos cediendo nuestro derecho a ellos", ya que "las compañías pueden decidir qué tipo de datos nos guardan, y pueden deliberadamente eliminar cualquier dato con el que no estén de acuerdo".
El cubo de Rubik
Por otra parte, Snowden también cuenta en el libro el mecanismo que utilizó para obtener esas informaciones de la NSA. Este consistía en almacenar los datos en tarjetas mini y micro SD que luego introducía en un cubo de Rubik -como maniobra de distracción- o que escondía en sus calcetines.
Snowden incluso confiesa que en ocasiones introducía una de estas tarjetas en su boca, en la mejilla, en caso de que en una situación extrema tuviera que tragársela. Esto ya se representó en la película sobre su vida estrenada en 2016 ('Snowden'), pero ahora confirma que la escena del cubo de Rubik que en ella se muestra sucedió en la realidad.
'Permanent Records' también rememora lo que le llevó a comenzar con las filtraciones. Cuando trabajaba en la NSA, le pidieron que realizara una presentación sobre las capacidades de vigilancia masiva de China. Al hacerlo, afirma que tuvo la sensación de que "estaba mirando a un espejo y viendo un reflejo" de Estados Unidos.
LA IA y la videovigilancia
Con respecto al futuro, Snowden asegura que su mayor preocupación es el desarrollo de la Inteligencia Artificial (AI),y su aplicación en materias como las búsquedas de Google hasta, en especial, otros usos como el reconocimiento facial utilizado por las cámaras de videovigilancia.
Esta preocupación se refleja sobre todo en cuanto a temas legales, donde hace referencia a un futuro en el que la aplicación de las leyes podría encargarse a sistemas automatizados o "policías automatizados".
No obstante, el exanalista estadounidense avisa de los problemas de funcionamiento que acarrearían estos sistemas y la falta de contexto. "Ningún algoritmo de vigilancia policial será programado, incluso si se pudiera, con indulgencia y perdón", ha concluido.