La crisis de Ucrania continúa elevando la tensión y el temor a que estalle por completo la confrontación militar, mientras a ambos lados de la frontera prosigue la movilización de tropas, con más armamentos y más soldados que nunca.
En las provincias rebeldes, ucranianos y prorrusos se acusan mutuamente de realizar ataques sobre zonas habitadas. El bloque separatista, de hecho, ha iniciado incluso la evacuación de civiles hacia Rusia, mientras desde Estados Unidos y la OTAN recalcan que eso es justo lo que quiere el Kremlin: avivar la confrontación entre bandos en el propio seno de Ucrania, que broten los conflictos y encontrar en el camino un “pretexto” para atacar Ucrania e invadir el territorio.
Tanto Jens Stoltenberg, secretario general de la Alianza Atlántica, como Joe Biden, presidente de EEUU, insisten en ese sentido y alertan de que el ataque ruso puede llegar en cualquier momento, mientras aumenta ese ‘caldo de cultivo’ perfecto para la incursión.
Este viernes, sin ir más lejos, el líder separatista de la República Popular de Donetsk, Denis Pushilin, ha comunicado la evacuación masiva de su población a Rusia, mientras su homólogo en la autoproclamada República Popular de Lugansk, Leonid Paschnik, se manifestaba en los mismos términos.
En ese proceso, cuando desde Donetsk preparaban parte de la evacuación, los afines a Pushilin denuncian que se ha producido un ataque con coche bomba que había sido estacionado en las inmediaciones de la sede del gobierno de la ciudad.
De hecho, los separatistas acusan a Kiev de lanzar al menos 14 proyectiles a lo largo del día, y dicen temer que el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky prepare una ofensiva de forma inminente.
Sin embargo, desde Kiev el mensaje es claro: su apuesta es la vía diplomática y el diálogo, y denuncian que detrás de estos ataques de los que se les acusa está Rusia, creando conflicto y sembrando división para preparar el terreno.
Así lo ha señalado Alexei Reznikov, el ministro de defensa de Ucrania, que apunta que las fuerzas de Vladimir Putin llevan días moviéndose en esa línea, señalando ataques en zonas civiles y supuestos abusos contra los rusos que se encuentran en Ucrania.
En este escenario, el presidente ruso se ha pronunciado hoy denunciando "un agravamiento de la situación" en el este de Ucrania y ha recriminado a Kiev, de hecho, que no quiera sentarse a negociar con los rebeldes separatistas que controlan Donetsk y LuganskLugansk.
"Todo lo que Kiev tiene que hacer es sentarse a negociar con representantes del Donbás y acordar medidas políticas, militares, económicas y humanitarias para terminar este conflicto", ha señalado el propio Vladimir Putin, que este viernes se ha sentado con su homólogo bielorruso, su aliado Alexander Lukashenko.
El líder ruso subraya que este diálogo debe llegar "cuanto antes, mejor", pero el presidente ucraniano se ha mostrado únicamente partidario de recuperar los formatos de negociación internacionales, con presencia también de Rusia.
El mandatario ruso ha acusado a Kiev de incumplir los Acuerdos de Minsk para terminar con el conflicto, lamentando por ejemplo que no se haya enmendado la Constitución para conceder un "estatus especial" a las regiones del este o no se haya avanzando en la convocatoria de elecciones locales o en relación a la "amnistía", según informa la agencia Sputnik.
En este sentido, Putin ha sugerido que, fruto de sus acciones, hay "un agravamiento de la situación en el Donbás”, mientras fuerzas ucranianas y milicias rebeldes se reprochan mutuamente esas decenas de violaciones del alto al fuego.
Por su parte, Lukashenko no ha calmado los ánimos. Ha dicho, directamente, que "por primera vez en décadas", Europa está al borde de un conflicto que puede extenderse por todo el continente.