Una ley anti inmigración que ha provocado una oleada de protestas en Italia y mucha indignación por las vacaciones de su impulsor. El ministro Salvini lleva un verano de fiesta en fiesta, haciendo de DJ, rodeado de gogós y mojitos. Una actitud poco apropiada para la opinión pública de su país.
Dándolo todo a pie de playa, en el chiringuito de uno de sus amigos de la Liga, torso desnudo, rodeado de gogós, así disfruta el ministro de Interior italiano. El mago de las relaciones públicas y las redes, elige Milano Maritimo, una playa popular de la costa adriática, y contenta al respetable con un remix del himno nacional, incluido guiño patriótico con bañador de leopardo.
Por si fuera poco, el adalid del cierre de los mares a la inmigración, ha recibido todo tipo de críticas por utilizar una moto de agua de la policía para que su hijo se diera una "vueltecita".Mientras él, se desmelena a lo grande y provoca la indignación de una parte de los italianos. Sin pudor alguno se convierte en DJ y por supuesto se fotografía con todos. Cada ‘click’ es la oportunidad de un voto para este tecno-ministro de Interior, líder de facto de Italia.
Qué contraste con el decoro estival de los políticos de antes como Aldo Moro, el ex primer ministro italiano que iba a la playa con un aspecto bastante diferente y justificaba ante su hija que, como servidor público siempre había que ser digno y presentable.