El gas, en su mayoría proveniente de Rusia, ha sido una de las grandes preocupaciones de los países -la mayoría europeos- que se nutren de él, desde que comenzó la guerra de Ucrania. El miedo a que Vladimir Putin pudiera cortar el suministro y 'congelar' a media Europa era una preocupación constante, así como el anuncio de que "los países hostiles" -entre ellos España- debieran adquirir el carburante en rublos, la moneda rusa.
Alemania había preparado un plan de emergencia por si había que racionar el consumo de gas, pero finalmente el presidente ruso le ha comunicado al canciller alemán Olaf Scholz que los países europeos podrán pagar el gas en euros. El Kremlin, por lo tanto, da marcha atrás a su amenaza.
Sobre la misma cuestión, el suministro de gas, pero esta vez en la frontera sur, la visita del secretario de Estado norteamericano, ayer a Marruecos y hoy a Argelia, pretende -sobre todo- calmar los ánimos entre los dos países vecinos, para que se vuelva a abrir el gasoducto, que sirve gas natural a nuestro país, y a otros estados europeos
La ruptura de relaciones con Marruecos cerró gasoducto del Magreb
Argelia es el principal suministrador de gas a España, Portugal, Francia o Italia, pero la ruptura de relaciones con Marruecos el pasado verano llevó al cierre del gasoducto Magreb-Europa. Y este es precisamente el que se pretende reabrir, porque la alternativa hasta ahora es el Megaz que entra por Almería pero con menor capacidad y el transporte marítimo de gas licuado, mucho más caro.
Los tentáculos de Rusia suponen más del 40% del suministro al resto de Europa. Tan solo, Países Bajos y Reino Unido se nutrirían de las plataformas del mar del Norte.