La Unión Europea importa de Rusia, de media, el 40% del gas. Algunos países llegan a comprarle hasta el 80%. Con la guerra de Ucrania, el suministro del gas ruso está en el aire. Aunque el Kremlin ha dado marcha atrás y va a admitir el pago del gas en euros, ¿qué pasaría si decidiera cortar el suministro a Europa?
La Unión Europea, como Estados Unidos, ha sancionado duramente a Rusia por la guerra de Ucrania, afectando a muchos ámbitos de la economía, salvo el energético. Europa es uno de los principales compradores de gas ruso. Ni la UE, ni Moscú han cortado el grifo del gas.
Alemania, uno de los principales clientes gasísticos con Rusia, es la más reticente a que se corte el grifo del gas. Su ministro de Economía, Robert Habeck, ya dijo que una prohibición inmediata de las importaciones de gas implicaría "cuellos de botella en el suministro el próximo invierno, caídas económicas y alta inflación". “Cientos de miles de personas que perderán su empleo" y “la calefacción y la electricidad apenas serán asequibles”, dijo según informa Rt.
Italia importa de Rusia alrededor del 40 % del gas que consume. El ministro de Transición Ecológica, Roberto Cingolani, afirmó que reemplazar completamente el gas ruso por otro llevaría al menos tres años. A corto plazo, los italianos solo podrían aumentar las importaciones de gas de Argel, una opción que parece pausible también para España.
Austria obtiene alrededor del 80 % de su gas natural de Rusia. El 87 % del gas natural importado por la República Checa es de procedencia rusa. En el caso de Eslovaquia el porcentaje se eleva al 100 %.
Cuando el suministro de gas se mantiene, Europa ya ha notado una subida de los precios y eso repercute no solo en las facturas de los suministros de calefacción y luz de los hogares, sino también en el precios de los combustibles.
En el caso de España, ha llevado a una huelga de los transportistas y el Gobierno se ha visto obligado a ofrecer un descuento de 20 céntimos a consumidores profesionales y particulares. Algunas estaciones de servicio han aprovechado esta medida para subir los precios, mientras una de las plataformas de camioneros sigue en huelga para exigir una solución definitiva al coste de la gasolina.
No solo Europa necesita del gas ruso. Rusia necesita de las exportaciones a Europa y a raíz de las sanciones impuestas por la guerra de Ucrania más aún. Los expertos advierten de que si Moscú deja de suministrar gas a Europa, el precio del barril podría llegar a los 200 dólares o más.
Ante este panorama, los Estados miembros buscan nuevos mercados de gas para diversificar y no depender tanto de Rusia. Bruselas planea recortar en dos tercios las importaciones de gas ruso este año y que, de reducir gradualmente su dependencia para el año 2030.
Paralelamente Europa busca energías alternativas. Alemania está estudiando la posibilidad de prolongar la vida útil de tres centrales nucleares, que iba a cerrar este año.
Aunque cambiar el gas de Rusia por otro no es tarea fácil, Europa podría tener alternativas en EEUU, Catar o Argelia. El analista en jefe de Otkritie Broker, Andréi Kochetkov, ha advertido que "si se produce un desvío de gas desde Catar, Australia o cualquier otro lugar, significa que Asia se quedará sin gas" y los elevados precios en el mercado "arruinarán cualquier crecimiento económico". El problema de fondo es que no hay gas para todos.