Los ciudadanos ucranianos están demostrando un gran arrojo frente a las tropas rusas en las ciudades asediadas. Se suceden las manifestaciones de rechazo a los militares rusos en las calles y les hacen frente a pesar de correr el peligro de que abran fuego.
Si hay una ciudad donde el coraje de plantar cara a las tropas rusas sigue en su punto álgido, esa esa la ciudad de Jersón. A pesar del riesgo de poder ser tiroteados, cada día decenas de civiles armados solo con la bandera ucraniana llevan su protesta a pocos metros de los carros militares enemigos. Desafiándolos con sus gritos.
Una resistencia que se observa en muchos otros puntos del país (como Chaplynka o Zaporizhia). La resistencia civil sigue enfrentándose al invasor. Los más osados se atreven incluso a orinar en el interior de los tanques rusos. Otros se apostan frente a los edificios tomados por el enemigo.
En Melitópol, centenares de ucranianos unen sus voces en cánticos patrióticos frente al ocupante. Vivir es resistir y los ucranianos que viven bajo la ocupación de las tropas rusas demuestran cada día sin miedo que la marea amarilla no piensa rendirse.