Un todoterreno ha salido ardiendo, a causa de un fallo eléctrico, en Douglas, EEUU. En su interior, un perro atrapado, sin posibilidad de salir, mientras el vehículo se va llenando de un espeso humo negro. El angustioso rescate terminó felizmente, pero las imágenes ponen de los nervios.
El vehículo ha comenzado a arder en mitad de una urbanización y en el interior hay un perro atrapado. El dueño grita desesperado "¡mi perro está en el coche!". El agente al darse cuenta de lo ocurrido reacciona con rapidez porque sabe la importancia de los segundos.
El agente rompe la ventana, pero no consigue ver al perro, entre tanto humo. ¿Pero dónde está?, pregunta. Mire en la parte de atrás, dice el dueño mientras llama a su perro a gritos. ¡Hank! ¡Hank! Por suerte, el animal da señales de vida y asoma la cabeza. Trata de tirar de él, pero no es capaz de sacarlo.
El agente toma el relevo y trata de levantarlo con todas sus fuerzas, mientras el humo se vuelve cada vez más denso. Se hace crucial sacarlo. El hombre hace más intentos hasta que consigue ponerlo a salvo. Se tiene que recuperar del esfuerzo y de la falta de oxigeno, en un espacio donde apenas se puede respirar.
El agente se ha jugado la vida por salvar al perro. Se siente contento, pero asegura que lo volvería a hacer.