La renta básica universal contribuye a la felicidad y el bienestar de los receptores, pero apenas estimula que la gente salga en busca de empleo. Esa es la principal conclusión del experimento realizado en Finlandia entre 2017 y 2018, periodo en el que se asignó 560 euros al mes sin condiciones a 2.000 ciudadanos seleccionados al azar. Un ingreso que siguieron recibiendo aunque encontraran trabajo durante ese periodo.
Al mismo tiempo, se estableció un grupo de control formado por desempleados de la misma franja de edad a los que no se concedió la renta básica, sino que percibieron los subsidios habituales, y con quienes posteriormente se compararon los resultados obtenidos.
En lo que respecta a la felicidad general, los resultados de una de las encuestas autoinformadas del proyecto reforzaron la noción general de que si todos tuviéramos algún tipo de ingreso básico universal en el que confiar en tiempos de necesidad, nuestra sensación promedio de bienestar mejoraría. De los receptores de la renta básica que participaron en la encuesta, el 13% dijo vivir cómodamente y el 47% sin apuros económicos serios, frente al 8% y al 44% del grupo de control, respectivamente.
En el otro extremo, un 12% de quienes cobraron la renta básica afirmó que sobrevive a duras penas y un 28% tiene serios apuros económicos, mientras que en el grupo de control las cifras equivalentes fueron del 15% y el 32%, respectivamente.
En el aspecto laboral, quienes recibieron la renta básica trabajaron una media de 78 días en el segundo periodo de comparación establecido -entre noviembre de 2017 y octubre de 2018-, mientras que los parados del grupo de control lograron trabajar 73 días. "En general, los efectos sobre el empleo fueron pequeños. Esto indica que para algunas personas que reciben subsidios de desempleo los problemas para encontrar trabajo no están relacionados con la burocracia o los incentivos financieros", afirmó el investigador Kari Hämäläinen, uno de los autores del estudio.
Si la renta básica es un incentivo para correr riesgos al encontrar trabajo, desde luego que no es enorme. "Algunas personas dijeron que el ingreso básico no tenía ningún efecto en su productividad, ya que todavía no había trabajos en el área para la que estaban entrenados", dijo a The Guardian la científica social Helena Blomberg-Kroll de la Universidad de Helsinki . "Pero otros dijeron que con el ingreso básico estaban preparados para tomar trabajos mal pagados que de lo contrario habrían evitado". Muchas personas informaron que los ingresos les daban una sensación de autonomía, permitiéndoles regresar a actividades significativas que podrían haber disfrutado antes de que necesitaran trabajar entre nueve y cinco.
El experimento finlandés despertó un gran interés internacional y muchas voces lo consideraron un fracaso cuando el país nórdico presentó los resultados preliminares en febrero de 2019, algo que las autoridades finlandesas no comparten.
"La ejecución del experimento fue un éxito y proporcionó nueva información que no habría sido posible obtener sin él", afirmó en un comunicado el investigador Olli Kangas, máximo responsable del ensayo.La ministra finlandesa de Sanidad y Asuntos Sociales, Aino-Kaisa Pekonen, coincide con Kangas y cree que "la información obtenida gracias al experimento será utilizada para afrontar la reforma del sistema de seguridad social".